miércoles, 23 de febrero de 2011

"...la flor primera...de la tierra tomó el color para no morir..."

Compañeros y compañeras bases de apoyo, milicianos e insurgentes del EZLN:

Hermanos de la sociedad civil nacional e internacional:

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Cuentan nuestros viejos más viejos que los más primeros de estas tierras vieron que los dzules, los poderosos, llegaron a enseñarnos el miedo, vinieron a marchitar las flores y, para que la flor del poder viviese, dañaron y sorbieron la flor de nosotros.

Dicen nuestros más antiguos que está marchita la vida de los poderosos, que está muerto el corazón de sus flores, que lo estiran todo hasta romperlo, que dañan y chupan las flores de los otros.

Cuentan y dicen nuestros más anteriores que la flor primera de estos suelos, de la tierra tomó el color para no morir, que pequeña resistió y que en su corazón guardó la semilla para que, con el corazón como tierra, otro mundo se naciera.

No el mundo más primero, no el mundo que el poderoso marchitaba.

Otro mundo. Uno nuevo. Uno bueno.

"Dignidad" es el nombre de esa flor primera y mucho debe caminar para que la semilla encuentre el corazón de todos y, en la gran tierra de todos los colores, se nazca por fin ese mundo que todos llaman "mañana".

El día de hoy la dignidad es quien toma, con nuestras manos, esta bandera. Hasta ahora no hay un lugar en ella para nosotros, los que somos el color de la tierra.

Hasta ahora hemos esperado para que los otros que bajo ella se cobijan acepten que es nuestra también la historia que la ondea.

Los indígenas mexicanos somos indígenas y somos mexicanos. Queremos ser indígenas y queremos ser mexicanos. Pero el señor de mucha lengua y poco oído, el que gobierna, mentira nos ofrece y no bandera.

La nuestra es la marcha de la dignidad indígena. La marcha de quienes somos el color de la tierra y la marcha de los todos que son todos los colores del corazón de la tierra.

Hace siete años la dignidad indígena pidió a esta bandera un lugar dentro de ella. Con fuego habló entonces el color que somos de la tierra. Con mentira y fuego respondió el dzul, el poderoso, que del dinero tiene el color que apesta la tierra. Pero entonces otras voces vimos y escuchamos otros colores.

Estos otros no golpeaban el día, no afrentaban a la noche, no tenían torcida la garganta, ni floja la boca que habla la palabra.

Hermanos son quienes con sus colores nos hermanan. Con ellos, con los hermanos colores, camina hoy el color de la tierra. Con dignidad camina y busca con dignidad su lugar en la bandera.

Tienen su gobierno los poderosos, pero son falsos sus reyes. Tienen torcida su garganta y es floja la boca de quien manda y ordena. No hay verdad en la palabra de los dzules, de los poderosos.

Hoy caminamos porque esta bandera mexicana acepte que es nuestra y a cambio nos ofrecen el paño del dolor y la miseria. Hoy caminamos por un buen gobierno y nos ofrecen la discordia. Hoy caminamos por la justicia y nos ofrecen limosnas. Hoy caminamos por la libertad y nos ofrecen la esclavitud de las deudas. Hoy caminamos por el fin de la muerte y nos ofrecen una paz de mentiras ensordecedoras.

Hoy marchamos por la vida. Hoy marchamos por la justicia. Hoy marchamos por la libertad. Hoy marchamos por la democracia. Hoy marchamos por esta bandera.

No alcanza nuestra sola la voz a abrir las orejas del señor de mucha lengua y poco oído, del que gobierna. No bastan muchas voces que caminen para que calle y escuche quien con mucho ruido reina.

Todos los pasos se necesitan, son necesarias las voces todas. Con todos, esto queremos: un lugar en esta bandera.

Tiene nombre este nuestro paso, palabra tiene la voz que nos habla: Esta es la marcha de la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra.

Compañeros y compañeras del EZLN:

Durante 7 años hemos resistido ataques de todo tipo, nos han atacado con bombas y balas, con torturas y cárceles, con mentiras y calumnias, con desprecios y olvidos. Pero aquí estamos. Somos la dignidad rebelde. Somos el corazón olvidado de la patria. Somos la memoria más primera. Somos la morena sangre que en las montañas ilumina nuestra historia. Somos quienes luchan y viven y mueren. Somos quienes así hablan: "Para todos todo, nada para nosotros".

Somos los zapatistas, los más pequeños de estas tierras. Saludamos a los pueblos que nos mandan y cuidan. Salud a su sabio saber y su inteligencia. Saludamos a nuestros combatientes insurgentes e insurgentas, que hoy en la montaña velan porque nada malo nos pase a quienes hoy somos luz momentánea. Saludamos a todos los zapatistas que hoy hablan por nuestra voz y en nuestro paso andan. Saludamos a los zapatistas, los más pequeños de estas tierras.

Como nuestros antepasados resistieron guerras de Conquista y de exterminio, nosotros hemos resistido las guerras del olvido. Nuestra resistencia no ha terminado, pero ya no está sola. Nos acompañan ya los corazones de millones en México y en los cinco continentes. Con ellos va junto nuestro paso. Con ellos iremos a la capital de la nación que sobre nuestra espaldas se alza y nos desprecia. Con ellos iremos, con ellos y con esta bandera.

Compañeros y compañeras:

El señor Vicente Fox quiere ponerle nombre a este paso que hoy andamos. "Es la marcha de la paz" dice, y mantiene a nuestros hermanos presos por el delito peor en el mundo moderno: la dignidad.

"Es la marcha de la paz" dice, y mantiene a su Ejército ocupando las casas de Guadalupe Tepeyac mientras cientos de niños, mujeres, ancianos y hombres guadalupanos permanecen en las montañas resistiendo con dignidad.

"Es la marcha de la paz" dice, y planea convertir en mercancía nuestra historia. "Es la marcha de la paz" dice, y sus cercanos por lo bajo agregan: "de mentiras".

Eso dice, pero nuestros pasos otra palabra hablan y es verdadera: ésta es la marcha de la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra.

El día de hoy, 24 de febrero del 2001, Día de la Bandera de México, los zapatistas iniciamos esta marcha, la archade la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra.

No va solo nuestro paso. Con nosotros van los pasos de todos los pueblos indios y los pasos de todos los hombres, mujeres, niños y ancianos que en el mundo saben que en el mundo caben todos los colores de la tierra.

Nosotros los indígenas mexicanos hemos pintado esta bandera, con nuestra sangre le pusimos el rojo que la adorna. Con nuestro trabajo cosechamos el fruto que el verde pinta. Con nuestra nobleza blanqueamos su centro. Con nuestra historia el águila devorando la serpiente le pusimos para que México se nombraran el dolor y la esperanza que somos. Nosotros hicimos esta bandera y, sin embargo, no tenemos un lugar en ella.

Hoy les preguntamos a los que arriba son poder y gobierno: ¿Quién es quien nos niega el derecho a que esta bandera sea por fin nuestra? ¿Quién es quien luce desmemoria y olvida que, siendo como somos el color de la tierra, color y escudo dimos a esta nuestra bandera?

Casi 200 años camina esta tierra llamándose nación y patria y casa e historia. Casi 200 años lleva cosechando nuestra sangre y dolor, nuestra miseria, para que México sea patria y no una vergüenza. Casi 200 años son y seguimos fuera de la casa que desde abajo construimos, que liberamos, que vivimos y morimos quienes somos el color de la tierra. ¡Ya basta!, dice y repite la voz más primera, los indígenas que somos el color de la tierra.

Un lugar queremos. Un lugar necesitamos. Un lugar merecemos nosotros que somos el color de la tierra. Un lugar digno para ser lo que somos nosotros, el color de la tierra. Ya no más el rincón del olvido. Ya no más el objeto del desprecio. Ya no más el motivo del asco. Ya no más la morena mano que limosnas recibe y lava conciencias. Ya no más la vergüenza del color. Ya no más la pena de la lengua. Ya no más la humillación o la muerte por sentencia.

Por eso ésta es la marcha de la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra.

Y comienza esta marcha hoy, que la luna es nueva, para que la tierra coseche al fin la justicia para quienes son el color de la tierra.

Y comienza hoyuna marcha que no es sólo nuestra, sino de todos los que son el color de la tierra. Comienza hoy el temblor más grande y más primero, la memoria del que nos hizo nación, libertad nos dio y nos dio grandeza.

Comienza la marcha de la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra. Con quienes son el color de la tierra, otros colores lejanos atentos están a lo que hoy comienza. La posibilidad de que el otro pueda serlo sin vergüenza. De que el diferente sea igual en dignidad y en esperanza. De que el mundo sea al fin el lugar de todos y no la propiedad privada de quienes tienen del dinero el color y la inmundicia. Un mundo con el color de la humanidad.

Hermanos y hermanas:

Quienes son gobierno se esfuerzan hoy en hacer de esta marcha la marcha de la paz mentirosa. No están solos en la mentira quienes gobiernan. Con ellos van los pasos de quienes muerto quieren nuestro paso y muerto por siempre el color de la tierra. Con ellos van quienes no admiten en el mundo otro color que no sea el color del dinero y su miseria.

Mucho grita y manotea quien es gobierno, su aliento huele a mentira y quiere que hagamos nuestro el miedo que él enseña. Daño nos quieren hacer y sorber nuestra fuerza. Pero será inútil. Con todos los colores, la flor que somos del color de la tierra, mañana tendrá porque tendrá bandera.

Con ella y por ella, los pueblos indios tendremos al fin:

¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia!

Desde las montañas del sureste mexicano.

México, 24 de febrero del 2001, Día de la Bandera.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

martes, 22 de febrero de 2011

Vía Campesina: Ha llegado el momento de cambiar radicalmente el sistema alimentario...

17 de abril: Día Internacional de la Lucha Campesina
¡Enterremos el sistema alimentario industrial!
¡La agricultura campesina puede alimentar al mundo!
La Via Campesina

La agricultura industrial dominante ha fracasado. Las promesas de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, reflejadas en el objetivo de desarrollo del milenio de reducir el hambre para 2015, no van a cumplirse.

En la actualidad el hambre y la inseguridad alimentaria están aumentando. Unos mil millones de personas padecen hambre, otros mil millones sufren desnutrición—carencia de importantes vitaminas y minerales—y sin embargo otros mil millones están sobrealimentados. ¡Un sistema alimentario global = 3 mil millones de víctimas!

Las políticas alimentarias puestas en práctica durante los últimos 20 años han perjudicado enormemente a la agricultura campesina, que sin embargo sigue alimentando a más del 70% de la población mundial.

La tierra, las semillas y el agua se han privatizado y se han cedido a la agroindustria. Esto ha forzado a los miembros de las comunidades rurales a emigrar a las ciudades, dejando atrás tierras fértiles, que son explotadas por multinacionales para producir agrocombustibles, biomasa o alimentos destinados a los consumidores de los países ricos.

Las políticas neoliberales se basan en la asunción de que la mano invisible del mercado repartirá el pastel de forma eficaz y justa. Y en Davos este año, los gobiernos del mundo hablaron de concluir la Ronda de Doha de la OMC en julio de 2011, precisamente para evitar al mundo futuras crisis alimentarias recurrentes. En realidad la actual crisis alimentaria, endémica, muestra que una mayor liberalización de los mercados no ayuda a alimentar al mundo, sino que acrecienta el hambre y expulsa a los campesinos de las tierras, de modo que los gobiernos se equivocan.

Lo que ha ocurrido es que los alimentos han entrado de forma masiva en mercados especulativos, sobre todo desde 2007. En dichos mercados los productos alimentarios son mercancías en las que los inversores pueden de pronto depositar o retirar miles de millones, inflando burbujas que después revientan, diseminando miseria. Los precios de los alimentos son altos, están fuera del alcance de los consumidores pobres, pero a los pequeños productores se les pagan precios bajos, haciéndolos cada vez más pobres. Los grandes comerciantes, los supermercados y los especuladores continúan engrosando sus beneficios a costa del hambre de otros.

Ha llegado el momento de cambiar radicalmente el sistema alimentario industrial. La Vía Campesina, movimiento que representa a más de 200 millones de pequeños productores en todo el mundo - hombres y mujeres - propone la soberanía alimentaria como una forma eficaz y justa de producción y distribución de los alimentos en todas las comunidades, todas las provincias, todos los países.

Poner en práctica la soberanía alimentaria significa defender la agricultura a pequeña escala, la agroecología y la producción local en todo el globo cuando es posible. Requiere que los gobiernos apoyen este nuevo paradigma dando a los campesinos acceso a la tierra, al agua, a las semillas, a créditos y a la educación, protegiéndolos de importaciones baratas, creando stocks públicos o propiedad de los campesinos y gestionando la producción.

La soberanía alimentaria supondría dar una forma de sustento a miles de millones de personas y reduciría la pobreza, que es en su mayor parte un fenómeno rural. En la actualidad, de los mil cuatrocientos millones de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en los países en desarrollo, el 75 por ciento viven y trabajan en zonas rurales.

La producción local de los alimentos y la venta directa de los productores a los consumidores garantiza que los alimentos permanezcan al margen del juego capitalista del monopolio. Así están menos sometidos a la especulación. Además, la agricultura sostenible permite la regeneración del suelo y del medio ambiente, preservando la biodiversidad y la salud humana. Se adapta mejor al cambio climático y ayuda a frenar el calentamiento global.

Esto es lo que defenderá La Vía Campesina durante las reuniones del Banco Mundial-FMI en abril y la cumbre del G20 sobre agricultura en junio, y del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial en octubre, y de la cumbre de la OMC en diciembre de 2011.

¡Únase a nuestro Día Global de Acción!

El día 17 de abril es un día especial. Gente en todo el globo celebra la lucha de los campesinos y de los pueblos rurales para sobrevivir y continuar alimentando al mundo. Este día conmemora la muerte de 19 agricultores en Brasil, asesinados debido a su lucha por la tierra y la dignidad.

Cada año tienen lugar más de cien acciones y eventos en todo el mundo para defender un nuevo sistema alimentario basado en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad.

Dondequiera que esté usted, sea quien sea, está invitado a unirse a la celebración: organice una acción, un mercado de pequeños productores, la proyección de un film, una exposición fotográfica, una charla, una fiesta, una emisión especial de radio o televisión, etc.

Infórmenos por adelantado de lo que va a organizar, envíenos pósters, vídeos, fotos, artículos. Los publicaremos en http://www.viacampesina.org/

Para suscribirse a nuestra lista especial de correo, envíe un mensaje en blanco a la siguiente dirección: via.17april-subscribe@viamcampesina.net

Puede leer nuestra nueva publicación:”La agricultura campesina y familiar sostenible puede alimentar al mundo” http://viacampesina.org/downloads/pdf/sp/paper6-ES-FINAL.pdf

lunes, 14 de febrero de 2011

La imposición del miedo como imágen colectiva....

SOBRE LAS GUERRAS

(Fragmento de la carta primera del SupMarcos a Don Luis Villoro, inicio del intercambio epistolar sobre Ética y Política. Enero-Febrero del 2011).

/Parte 2 de las 4 que conforman la carta primera, misma que aparecerá completa en el próximo número de la Revista Rebeldía.


Como pueblos originarios mexicanos y como EZLN algo podemos decir sobre la guerra. Sobre todo si se libra en nuestra geografía y en este calendario: México, inicios del siglo XXI…


II.- LA GUERRA DEL MÉXICO DE ARRIBA.


“Yo daría la bienvenida casi a cualquier guerra

porque creo que este país necesita una”.

Theodore Roosevelt.


Y ahora nuestra realidad nacional es invadida por la guerra. Una guerra que no sólo ya no es lejana para quienes acostumbraban verla en geografías o calendarios distantes, sino que empieza a gobernar las decisiones e indecisiones de quienes pensaron que los conflictos bélicos estaban sólo en noticieros y películas de lugares tan lejanos como… Irak, Afganistán,… Chiapas.


Y en todo México, gracias al patrocinio de Felipe Calderón Hinojosa, no tenemos que recurrir a la geografía del Medio Oriente para reflexionar críticamente sobre la guerra. Ya no es necesario remontar el calendario hasta Vietnam, Playa Girón, siempre Palestina.


Y no menciono a Chiapas y la guerra contra las comunidades indígenas zapatistas, porque ya se sabe que no están de moda, (para eso el gobierno del estado de Chiapas se ha gastado bastante dinero en conseguir que los medios no lo pongan en el horizonte de la guerra, sino de los “avances” en la producción de biodiesel, el “buen” trato a los migrantes, los “éxitos” agrícolas y otros cuentos engañabobos vendidos a consejos de redacción que firman como propios los boletines gubernamentales pobres en redacción y argumentos).


La irrupción de la guerra en la vida cotidiana del México actual no viene de una insurrección, ni de movimientos independentistas o revolucionarios que se disputen su reedición en el calendario 100 o 200 años después. Viene, como todas las guerras de conquista, desde arriba, desde el Poder.


Y esta guerra tiene en Felipe Calderón Hinojosa su iniciador y promotor institucional (y ahora vergonzante).


Quien se posesionó de la titularidad del ejecutivo federal por la vía del facto, no se contentó con el respaldo mediático y tuvo que recurrir a algo más para distraer la atención y evadir el masivo cuestionamiento a su legitimidad: la guerra.


Cuando Felipe Calderón Hinojosa hizo suya la proclama de Theodore Roosevelt (algunos adjudican la sentencia a Henry Cabot Lodge) de “este país necesita una guerra”, recibió la desconfianza medrosa de los empresarios mexicanos, la entusiasta aprobación de los altos mandos militares y el aplauso nutrido de quien realmente manda: el capital extranjero.


La crítica de esta catástrofe nacional llamada “guerra contra el crimen organizado” debiera completarse con un análisis profundo de sus alentadores económicos. No sólo me refiero al antiguo axioma de que en épocas de crisis y de guerra aumenta el consumo suntuario. Tampoco sólo a los sobresueldos que reciben los militares (en Chiapas, los altos mandos militares recibían, o reciben, un salario extra del 130% por estar en “zona de guerra”). También habría que buscar en las patentes, proveedores y créditos internacionales que no están en la llamada “Iniciativa Mérida”.


Si la guerra de Felipe Calderón Hinojosa (aunque se ha tratado, en vano, de endosársela a todos los mexicanos) es un negocio (que lo es), falta responder a las preguntas de para quién o quiénes es negocio, y qué cifra monetaria alcanza.


Algunas estimaciones económicas.


No es poco lo que está en juego:

(nota: las cantidades detalladas no son exactas debido a que no hay claridad en los datos gubernamentales oficiales. por lo que en algunos casos se recurrió a lo publicado en el Diario Oficial de la Federación y se completó con datos de las dependencias e información periodística seria).


En los primeros 4 años de la “guerra contra el crimen organizado” (2007-2010), las principales entidades gubernamentales encargadas (Secretaría de la Defensa Nacional –es decir: ejército y fuerza aérea-, Secretaría de Marina, Procuraduría General de la República y Secretaría de Seguridad Pública) recibieron del Presupuesto de Egresos de la Federación una cantidad superior a los 366 mil millones de pesos (unos 30 mil millones de dólares al tipo de cambio actual). Las 4 dependencias gubernamentales federales recibieron: en 2007 más de 71 mil millones de pesos; en 2008 más de 80 mil millones; en 2009 más de 113 mil millones y en 2010 fueron más de 102 mil millones de pesos. A esto habrá que sumar los más de 121 mil millones de pesos (unos 10 mil millones de dólares) que recibirán en este año del 2011.


Tan sólo la Secretaría de Seguridad Pública pasó de recibir unos 13 mil millones de pesos de presupuesto en el 2007, a manejar uno de más de 35 mil millones de pesos en el 2011 (tal vez es porque las producciones cinematográficas son más costosas).


De acuerdo al Tercer Informe de Gobierno de septiembre del 2009, al mes de junio de ese año, las fuerzas armadas federales contaban con 254, 705 elementos (202, 355 del Ejército y Fuerza Aérea y 52, 350 de la Armada.


En 2009 el presupuesto para la Defensa Nacional fue de 43 mil 623 millones 321 mil 860 pesos, a los que sumaron 8 mil 762 millones 315 mil 960 pesos (el 25.14% más), en total: más de 52 mil millones de pesos para el Ejército y Fuerza Aérea. La Secretaría de Marina: más de 16 mil millones de pesos: Seguridad Pública: casi 33 mil millones de pesos; y Procuraduría General de la República: más de 12 mil millones de pesos.


Total de presupuesto para la “guerra contra el crimen organizado” en 2009: más de 113 mil millones de pesos


En el año del 2010, un soldado federal raso ganaba unos 46, 380 pesos anuales; un general divisionario recibía 1 millón 603 mil 80 pesos al año, y el Secretario de la Defensa Nacional percibía ingresos anuales por 1 millón 859 mil 712 pesos.


Si las matemáticas no me fallan, con el presupuesto bélico total del 2009 (113 mil millones de pesos para las 4 dependencias) se hubieran podido pagar los salarios anuales de 2 millones y medio de soldados rasos; o de 70 mil 500 generales de división; o de 60 mil 700 titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional.


Pero, por supuesto, no todo lo que se presupuesta va a sueldos y prestaciones. Se necesitan armas, equipos, balas… porque las que se tienen ya no sirven o son obsoletas.


“Si el Ejército mexicano entrara en combate con sus poco más de 150 mil armas y sus 331.3 millones de cartuchos contra algún enemigo interno o externo, su poder de fuego sólo alcanzaría en promedio para 12 días de combate continuo, señalan estimaciones del Estado Mayor de la Defensa Nacional (Emaden) elaboradas por cada una de las armas al Ejército y Fuerza Aérea. Según las previsiones, el fuego de artillería de obuseros (cañones) de 105 milímetros alcanzaría, por ejemplo, para combatir sólo por 5.5 días disparando de manera continua las 15 granadas para dicha arma. Las unidades blindadas, según el análisis, tienen 2 mil 662 granadas 75 milímetros.


De entrar en combate, las tropas blindadas gastarían todos sus cartuchos en nueve días. En cuanto a la Fuerza Aérea, se señala que existen poco más de 1.7 millones de cartuchos calibre 7.62 mm que son empleados por los aviones PC-7 y PC-9, y por los helicópteros Bell 212 y MD-530. En una conflagración, esos 1.7 millones de cartuchos se agotarían en cinco días de fuego aéreo, según los cálculos de la Sedena. La dependencia advierte que los 594 equipos de visión nocturna y los 3 mil 95 GPS usados por las Fuerza Especiales para combatir a los cárteles de la droga, “ya cumplieron su tiempo de servicio”.


Las carencias y el desgaste en las filas del Ejército y Fuerza Aérea son patentes y alcanzan niveles inimaginados en prácticamente todas las áreas operativas de la institución. El análisis de la Defensa Nacional señala que los goggles de visión nocturna y los GPS tienen entre cinco y 13 años de antigüedad, y “ya cumplieron su tiempo de servicio”. Lo mismo ocurre con los “150 mil 392 cascos antifragmento” que usan las tropas. El 70% cumplió su vida útil en 2008, y los 41 mil 160 chalecos antibala lo harán en 2009. (…).


En este panorama, la Fuerza Aérea resulta el sector más golpeado por el atraso y dependencia tecnológicos hacia el extranjero, en especial de Estados Unidos e Israel. Según la Sedena, los depósitos de armas de la Fuerza Aérea tienen 753 bombas de 250 a mil libras cada una. Los aviones F-5 y PC-7 Pilatus usan esas armas. Las 753 existentes alcanzan para combatir aire-tierra por un día. Las 87 mil 740 granadas calibre 20 milímetros para jets F-5 alcanzan para combatir a enemigos externos o internos por seis días. Finalmente, la Sedena revela que los misiles aire-aire para los aviones F-5, es de sólo 45 piezas, lo cual representan únicamente un día de fuego aéreo.” Jorge Alejandro Medellín en “El Universal”, México, 02 de enero de 2009.


Esto se conoce en 2009, 2 años después del inicio de la llamada “guerra” del gobierno federal. Dejemos de lado la pregunta obvia de cómo fue posible que el jefe supremo de las fuerzas armadas, Felipe Calderón Hinojosa, se lanzara a una guerra (“de largo aliento” dice él) sin tener las condiciones materiales mínimas para mantenerla, ya no digamos para “ganarla”. Entonces preguntémonos: ¿Qué industrias bélicas se van a beneficiar con las compras de armamento, equipos y parque?


Si el principal promotor de esta guerra es el imperio de las barras y las turbias estrellas (haciendo cuentas, en realidad las únicas felicitaciones que ha recibido Felipe Calderón Hinojosa han venido del gobierno norteamericano), no hay que perder de vista que al norte del Río Bravo no se otorgan ayudas, sino que se hacen inversiones, es decir, negocios.


Victorias y derrotas.


¿Ganan los Estados Unidos con esta guerra “local”? La respuesta es: sí. Dejando de lado las ganancias económicas y la inversión monetaria en armas, parque y equipos (no olvidemos que USA es el principal proveedor de todo esto a los dos bandos contendientes: autoridades y “delincuentes” -la “guerra contra la delincuencia organizada” es un negocio redondo para la industria militar norteamericana-), está, como resultado de esta guerra, una destrucción / despoblamiento y reconstrucción / reordenamiento geopolítico que los favorece.


Esta guerra (que está perdida para el gobierno desde que se concibió, no como una solución a un problema de inseguridad, sino a un problema de legitimidad cuestionada), está destruyendo el último reducto que le queda a una Nación: el tejido social.


¿Qué mejor guerra para los Estados Unidos que una que le otorgue ganancias, territorio y control político y militar sin las incómodas “body bags” y los lisiados de guerra que le llegaron, antes, de Vietnam y ahora de Irak y Afganistán?


Las revelaciones de Wikileaks sobre las opiniones en el alto mando norteamericano acerca de las “deficiencias” del aparato represivo mexicano (su ineficacia y su contubernio con la delincuencia), no son nuevas. No sólo en el común de la gente, sino en altas esferas del gobierno y del Poder en México esto es una certeza. La broma de que es una guerra dispareja porque el crimen organizado sí está organizado y el gobierno mexicano está desorganizado, es una lúgubre verdad.


El 11 de diciembre del 2006, se inició formalmente esta guerra con el entonces llamado “Operativo Conjunto Michoacán”. 7 mil elementos del ejército, la marina y las policías federales lanzaron una ofensiva (conocida popularmente como “el michoacanazo”) que, pasada la euforia mediática de esos días, resultó ser un fracaso. El mando militar fue el general Manuel García Ruiz y el responsable del operativo fue Gerardo Garay Cadena de la Secretaría de Seguridad Pública. Hoy, y desde diciembre del 2008, Gerardo Garay Cadena está preso en el penal de máxima seguridad de Tepic, Nayarit, acusado de coludirse con “el Chapo” Guzmán Loera.


Y, a cada paso que se da en esta guerra, para el gobierno federal es más difícil explicar dónde está el enemigo a vencer.


Jorge Alejandro Medellín es un periodista que colabora con varios medios informativos -la revista “Contralínea”, el semanario “Acentoveintiuno”, y el portal de noticias “Eje Central”, entre otros -y se ha especializado en los temas de militarismo, fuerzas armadas, seguridad nacional y narcotráfico. En octubre del 2010 recibió amenazas de muerte por un artículo donde señaló posibles ligas del narcotráfico con el general Felipe de Jesús Espitia, ex comandante de la V Zona Militar y ex jefe de la Sección Séptima -Operaciones Contra el Narcotráfico- en el gobierno de Vicente Fox, y responsable del Museo del Enervante ubicado en las oficinas de la S-7. El general Espitia fue removido como comandante de la V Zona Militar ante el estrepitoso fracaso de los operativos ordenados por él en Ciudad Juárez y por la pobre respuesta que dio a las masacres cometidas en la ciudad fronteriza.


Pero el fracaso de la guerra federal contra la “delincuencia organizada”, la joya de la corona del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, no es un destino a lamentar para el Poder en USA: es la meta a conseguir.


Por más que se esfuercen los medios masivos de comunicación en presentar como rotundas victorias de la legalidad, las escaramuzas que todos los días se dan en el territorio nacional, no logran convencer.


Y no sólo porque los medios masivos de comunicación han sido rebasados por las formas de intercambio de información de gran parte de la población (no sólo, pero también las redes sociales y la telefonía celular), también, y sobre todo, porque el tono de la propaganda gubernamental ha pasado del intento de engaño al intento de burla (desde el “aunque no lo parezca vamos ganando” hasta lo de “una minoría ridícula”, pasando por las bravatas de cantina del funcionario en turno).


Sobre esta otra derrota de la prensa, escrita y de radio y televisión, volveré en otra misiva. Por ahora, y respecto al tema que ahora nos ocupa, basta recordar que el “no pasa nada en Tamaulipas” que era pregonado por las noticias (marcadamente de radio y televisión), fue derrotado por los videos tomados por ciudadanos con celulares y cámaras portátiles y compartidos por internet.


Pero volvamos a la guerra que, según Felipe Calderón Hinojosa, nunca dijo que es una guerra. ¿No lo dijo, no lo es?


“Veamos si es guerra o no es guerra: el 5 de diciembre de 2006, Felipe Calderón dijo: “Trabajamos para ganar la guerra a la delincuencia…”. El 20 de diciembre de 2007, durante un desayuno con personal naval, el señor Calderón utilizó hasta en cuatro ocasiones en un sólo discurso, el término guerra. Dijo: “La sociedad reconoce de manera especial el importante papel de nuestros marinos en la guerra que mi Gobierno encabeza contra la inseguridad…”, “La lealtad y la eficacia de las Fuerzas Armadas, son una de las más poderosas armas en la guerra que libramos contra ella…”, “Al iniciar esta guerra frontal contra la delincuencia señalé que esta sería una lucha de largo aliento”, “…así son, precisamente, las guerras…”.


Pero aún hay más: el 12 de septiembre de 2008, durante la Ceremonia de Clausura y Apertura de Cursos del Sistema Educativo Militar, el autollamado “Presidente del empleo”, se dio vuelo pronunciando hasta en media docena de ocasiones, el término guerra contra el crimen: “Hoy nuestro país libra una guerra muy distinta a la que afrontaron los insurgentes en el 1810, una guerra distinta a la que afrontaron los cadetes del Colegio Militar hace 161 años…” “…todos los mexicanos de nuestra generación tenemos el deber de declarar la guerra a los enemigos de México… Por eso, en esta guerra contra la delincuencia…” “Es imprescindible que todos los que nos sumamos a ese frente común pasemos de la palabra a los hechos y que declaremos, verdaderamente, la guerra a los enemigos de México…” “Estoy convencido que esta guerra la vamos a ganar…” (Alberto Vieyra Gómez. Agencia Mexicana de Noticias, 27 de enero del 2011).


Al contradecirse, aprovechando el calendario, Felipe Calderón Hinojosa no se enmienda la plana ni se corrige conceptualmente. No, lo que ocurre es que las guerras se ganan o se pierden (en este caso, se pierden) y el gobierno federal no quiere reconocer que el punto principal de su gestión ha fracasado militar y políticamente.


¿Guerra sin fin? La diferencia entre la realidad… y los videojuegos.


Frente al fracaso innegable de su política guerrerista, ¿Felipe Calderón Hinojosa va a cambiar de estrategia?


La respuesta es NO. Y no sólo porque la guerra de arriba es un negocio y, como cualquier negocio, se mantiene mientras siga produciendo ganancias.


Felipe Calderón Hinojosa, el comandante en jefe de las fuerzas armadas; el ferviente admirador de José María Aznar; el autodenominado “hijo desobediente”; el amigo de Antonio Solá; el “ganador” de la presidencia por medio punto porcentual de la votación emitida gracias a la alquimia de Elba Esther Gordillo; el de los desplantes autoritarios más bien cercanos al berrinche (“o bajan o mando por ustedes”); el que quiere tapar con más sangre la de los niños asesinados en la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora; el que ha acompañado su guerra militar con una guerra contra el trabajo digno y el salario justo; el del calculado autismo frente a los asesinatos de Marisela Escobedo y Susana Chávez Castillo; el que reparte etiquetas mortuorias de “miembros del crimen organizado” a los niños y niñas, hombres y mujeres que fueron y son asesinados porque sí, porque les tocó estar en el calendario y la geografía equivocados, y no alcanzan siquiera el ser nombrados porque nadie les lleva la cuenta ni en la prensa, ni en las redes sociales.


Él, Felipe Calderón Hinojosa, es también un fan de los videojuegos de estrategia militar.


Felipe Calderón Hinojosa es el “gamer” “que en cuatro años convirtió un país en una versión mundana de The Age of Empire -su videojuego preferido-, (…) un amante -y mal estratega- de la guerra” (Diego Osorno en “Milenio Diario”, 3 de octubre del 2010).


Es él que nos lleva a preguntar: ¿está México siendo gobernado al estilo de un videojuego? (creo que yo sí puedo hacer este tipo de preguntas comprometedoras sin riesgo a que me despidan por faltar a un “código de ética” que se rige por la publicidad pagada).


Felipe Calderón Hinojosa no se detendrá. Y no sólo porque las fuerzas armadas no se lo permitirían (los negocios son negocios), también por la obstinación que ha caracterizado la vida política del “comandante en jefe” de las fuerzas armadas mexicanas.


Hagamos un poco de memoria: En marzo del 2001, cuando Felipe Calderón Hinojosa era el coordinador parlamentario de los diputados federales de Acción Nacional, se dio aquel lamentable espectáculo del Partido Acción Nacional cuando se negó a que una delegación indígena conjunta del Congreso Nacional Indígena y del EZLN hicieran uso de la tribuna del Congreso de la Unión en ocasión de la llamada “marcha del color de la tierra”.


A pesar de que se estaba mostrando al PAN como una organización política racista e intolerante (y lo es) por negar a los indígenas el derecho a ser escuchados, Felipe Calderón Hinojosa se mantuvo en su negativa. Todo le decía que era un error asumir esa posición, pero el entonces coordinador de los diputados panistas no cedió (y terminó escondido, junto con Diego Fernández de Cevallos y otros ilustres panistas, en uno de los salones privados de la cámara, viendo por televisión a los indígenas hacer uso de la palabra en un espacio que la clase política reserva para sus sainetes).


“Sin importar los costos políticos”, habría dicho entonces Felipe Calderón Hinojosa.


Ahora dice lo mismo, aunque hoy no se trata de los costos políticos que asuma un partido político, sino de los costos humanos que paga el país entero por esa tozudez.


Estando ya por terminar esta misiva, encontré las declaraciones de la secretaria de seguridad interior de Estados Unidos, Janet Napolitano, especulando sobre las posibles alianzas entre Al Qaeda y los cárteles mexicanos de la droga. Un día antes, el subsecretario del Ejército de Estados Unidos, Joseph Westphal, declaró que en México hay una forma de insurgencia encabezada por los cárteles de la droga que potencialmente podrían tomar el gobierno, lo cual implicaría una respuesta militar estadunidense. Agregó que no deseaba ver una situación en donde soldados estadunidenses fueran enviados a combatir una insurgencia “sobre nuestra frontera… o tener que enviarlos a cruzar esa frontera” hacia México.


Mientras tanto, Felipe Calderón Hinojosa, asistía a un simulacro de rescate en un pueblo de utilería, en Chihuahua, y se subió a un avión de combate F-5, se sentó en el asiento del piloto y bromeó con un “disparen misiles”.


¿De los videojuegos de estrategia a los “simuladores de combate aéreo” y “disparos en primera persona”? ¿Del Age of Empires al HAWX?


El HAWX es un videojuego de combate aéreo donde, en un futuro cercano, las empresas militares privadas (“Private military company”) han reemplazado a los ejércitos gubernamentales en varios países. La primera misión del videojuego consiste en bombardear Ciudad Juárez, Chihuahua, México, porque las “fuerzas rebeldes” se han apoderado de la plaza y amenazan con avanzar a territorio norteamericano-.


No en el videojuego, sino en Irak, una de las empresas militares privadas contratadas por el Departamento de Estado norteamericano y la Agencia Central de Inteligencia fue “Blackwater USA”, que después cambió su nombre a “Blackwater Worldwide”. Su personal cometió serios abusos en Irak, incluyendo el asesinato de civiles. Ahora cambió su nombre a “Xe Services LL” y es el más grande contratista de seguridad privada del Departamento de Estado norteamericano. Al menos el 90% de sus ganancias provienen de contratos con el gobierno de Estados Unidos.


El mismo día en el que Felipe Calderón Hinojosa bromeaba en el avión de combate (10 de febrero de 2011), y en el estado de Chihuahua, una niña de 8 años murió al ser alcanzada por una bala en un tiroteo entre personas armadas y miembros del ejército.


¿Cuándo va a terminar esa guerra?


¿Cuándo aparecerá en la pantalla del gobierno federal el “game over” del fin del juego, seguido de los créditos de los productores y patrocinadores de la guerra?


¿Cuándo va poder decir Felipe Calderón “ganamos la guerra, hemos impuesto nuestra voluntad al enemigo, le hemos destruido su capacidad material y moral de combate, hemos (re) conquistado los territorios que estaban en su poder”?


Desde que fue concebida, esa guerra no tiene final y también está perdida.


No habrá un vencedor mexicano en estas tierras (a diferencia del gobierno, el Poder extranjero sí tiene un plan para reconstruir – reordenar el territorio), y el derrotado será el último rincón del agónico Estado Nacional en México: las relaciones sociales que, dando identidad común, son la base de una Nación.


Aún antes del supuesto final, el tejido social estará roto por completo.


Resultados: la Guerra arriba y la muerte abajo.


Veamos que informa el Secretario de Gobernación federal sobre la “no guerra” de Felipe Calderón Hinojosa:


“El 2010 fue el año más violento del sexenio al acumularse 15 mil 273 homicidios vinculados al crimen organizado, 58% más que los 9 mil 614 registrados durante el 2009, de acuerdo con la estadística difundida este miércoles por el Gobierno Federal. De diciembre de 2006 al final de 2010 se contabilizaron 34 mil 612 crímenes, de las cuales 30 mil 913 son casos señalados como “ejecuciones”; tres mil 153 son denominados como “enfrentamientos” y 544 están en el apartado “homicidios-agresiones”. Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, presentó una base de datos oficial elaborada por expertos que mostrará a partir de ahora “información desagregada mensual, a nivel estatal y municipal” sobre la violencia en todo el país.” (Periódico “Vanguardia”, Coahuila, México, 13 de enero del 2011)


Preguntemos: De esos 34 mil 612 asesinados, ¿cuántos eran delincuentes? Y los más de mil niños y niñas asesinados (que el Secretario de Gobernación “olvidó” desglosar en su cuenta), ¿también eran “sicarios” del crimen organizado? Cuando en el gobierno federal se proclama que “vamos ganando”, ¿a qué cartel de la droga se refieren? ¿Cuántas decenas de miles más forman parte de esa “ridícula minoría” que es el enemigo a vencer?


Mientras allá arriba tratan inútilmente de desdramatizar en estadísticas los crímenes que su guerra ha provocado, es preciso señalar que también se está destruyendo el tejido social en casi todo el territorio nacional.


La identidad colectiva de la Nación está siendo destruida y está siendo suplantada por otra.


Porque “una identidad colectiva no es más que una imagen que un pueblo se forja de sí mismo para reconocerse como perteneciente a ese pueblo. Identidad colectiva es aquellos rasgos en que un individuo se reconoce como perteneciente a una comunidad. Y la comunidad acepta este individuo como parte de ella. Esta imagen que el pueblo se forja no es necesariamente la perduración de una imagen tradicional heredada, sino que generalmente se la forja el individuo en tanto pertenece a una cultura, para hacer consistente su pasado y su vida actual con los proyectos que tiene para esa comunidad.


Entonces, la identidad no es un simple legado que se hereda, sino que es una imagen que se construye, que cada pueblo se crea, y por lo tanto es variable y cambiante según las circunstancias históricas”. (Luis Villoro, noviembre de 1999, entrevista con Bertold Bernreuter, Aachen, Alemania).


En la identidad colectiva de buena parte del territorio nacional no está, como se nos quiere hacer creer, la disputa entre el lábaro patrio y el narco-corrido (si no se apoya al gobierno entonces se apoya a la delincuencia, y viceversa).


No.


Lo que hay es una imposición, por la fuerza de las armas, del miedo como imagen colectiva, de la incertidumbre y la vulnerabilidad como espejos en los que esos colectivos se reflejan.


¿Qué relaciones sociales se pueden mantener o tejer si el miedo es la imagen dominante con la cual se puede identificar un grupo social, si el sentido de comunidad se rompe al grito de “sálvese quien pueda”?


De esta guerra no sólo van a resultar miles de muertos… y jugosas ganancias económicas.


También, y sobre todo, va a resultar una nación destruida, despoblada, rota irremediablemente.(...)


Vale, Don Luis. Salud y que la reflexión crítica anime nuevos pasos.


Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Enero-Febrero del 2011

Atacó el Ejército de Dios.... Chiapas.

Mientras los paramilitares, la policía, el ejército y los gobiernos municipales, estatal y federal agreden cotidianamente a los zapatistas, a las organizaciones de la Otra Campaña y a toda oposición y disidencia en Chiapas, especialmente defensores de derechos humanos, comunicadores y periodistas, la contrainsurgencia en agencias y medios sin escrúpulos como EFE, Milenio, Reforma, cada cierto tiempo publica borregos tratando de criminalizar al EZLN y a la Otra Campaña.

La cerrazón ha llegado al extremo de que Concepción Villafuerte, del legendario diario Tiempo, se ha quejado de que La Jornada no publicó sobre la agresión de que fueron objeto varias personas que protestaban por la presencia (en medio de la militarización de San Cristóbal de las Casas) de Felipe Calderón para “rendir honores” a Samuel Ruiz, a quien, en vida, su partido (el PAN) y los gobiernos de distintos colores partidarios en Chiapas y en Los Pinos nunca cesaron de perseguir y calumniar.

Detrás de cada publicidad de Sabines a la Chiapas turística, y detrás de cada gacetilla (especialmente en La Jornada, uno de sus diarios favoritos) en la que se autoelogia como de vanguardia en “derechos humanos” está oculta la guerra sucia contra los zapatistas y contra toda voz digna que se oponga a sus planes de despojo y muerte. “Ejército de Dios” no es, por desgracia, una ficción, es la nomenclatura de la mente que llamó a otro grupo de paramilitares: “Paz y Justicia”. La perversa manera de bautizar a los grupos contrainsurgentes.


Babel

Atacó el Ejército de Dios- Alas de Águila

Javier Hernández Alpízar

No es el título de una obra de ficción que vayamos a reseñar. Es la noticia del ataque de un grupo criminal armado en Chiapas contra un plantón de campesinos en el municipio de San Cristóbal de las Casas.

Los campesinos, ejidatarios de Mitzitón pedían, con su plantón, la liberación de dos presos políticos (de las decenas ellos que hay en Chiapas) del gobierno perredista de Juan Sabines Guerrero.

El 13 de febrero: “A las 11 de la noche –en el reporte del Centro de Medios Libres DF: (http://cmldf.lunasexta.org/node/17951) un grupo de la organización Alas de Águila, señalada por sus métodos paramilitares, empezaron a disparar armas de fuego sobre el plantón de los ejidatarios de Mitzitón, adherentes de La Otra Campaña. Como consecuencia de la agresión se reporta gravemente herido de bala al señor Carmen Jiménez Heredia, indígena tzotzil adherente de La Otra Campaña, quien fue trasladado al hospital a la cabecera municipal de San Cristóbal de las Casas, pero al ser grave su herida y requerir inmediata operación quirúrgica será trasladado a Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, a 80 kilómetros. Se reportan otros dos ejidatarios adherentes golpeados. A la media noche también se reportaban 2 ejidatarios adherentes retenidos por El Ejército de Dios.”

La coordinación del grupo paramilitar con la estrategia contrainsurgente militar del gobierno de Calderón y el de Sabines exhibe perfecta sincronía: “Tras la agresión, alrededor de la medianoche se reporta un camión militar en la entrada de la comunidad con unos 40 soldados. La policía se dispone a rodear la comunidad, con el fin de “proteger”, en realidad unos y otros, federales y estatales respaldan a los paramilitares, quienes a su vez son el ariete para abrir paso a la carretera que no comunicará a las comunidades, ni sacará sus productos para comercializarlos, sino que servirá a los capitales transnacionales y al turismo industrial y sus capitales que en nombre de pocos saquean a las mayorías de los territorios indígenas.”

El Centro de Medios Libres finaliza: “Los adherentes de Mitzitón están reunidos y amanecerán despiertos tras la agresión, dado que se reportan reunidos varios miembros de la organización paramilitar El Ejército de Dios en la casa de Francisco, líder de uno de los grupos agresores, lo que puede convertirse en una nueva agresión contra los adherentes, sobre todo ante el respaldo policiaco y militar a los agresores.”

Los ejidatarios agredidos piden poner atención a la situación, pues “los paramilitares Ejército de Dios, protegidos por los tres niveles del mal gobierno, nos siguen agrediendo, hostigando y amenazando de muerte cada vez más, y también vemos señales de que quieren echar a andar otra vez el proyecto de despojo de nuestro territorio, a través de la construcción de la autopista.”

Las denuncias del ejido Mitzitón desde hace meses han evidenciado que el grupo paramilitar parapetado tras una fachada “religiosa” (para que el gobierno pueda decir que son “conflictos interreligiosos”) comete delitos como tala de bosques, tráfico ilegal de personas, agresiones físicas por atropellamiento, con machetes, y ahora disparando las armas de fuego que una y otra vez el pastor “religioso” que los lidera negó tener.

El conflicto es porque los ejidatarios agredidos defienden su tierra y territorio ante un proyecto de despojo, bajo la forma de una carretera. Así como en las cascadas de Agua Azul es bajo la fachada de un “proyecto ecoturístico”; ahí el ariete es otro grupo paramilitar, la OPDDIC, de filiación priista, y hay diez presos políticos más de la Otra Campaña en Chiapas, después de la agresión con la que los priistas se apoderaron de la caseta que cobra el servicio a los turistas.

La agresión en Agua Azul ha sido usada por la prensa para tratar de hacer pasar a la Otra Campaña en Chiapas y al EZLN como “agresores” e incluso como “secuestradores” de turistas extranjeros (tratando de minar el apoyo internacional que tiene el EZLN en grupos de derechos humanos), pero esa prensa calla y oculta que los plantes carreteros, turísticos y presuntamente ecológicos (Montes Azules) son un plan económico y militar que pretende despojar a las bases de apoyo zapatistas y sus municipios autónomos, así como a otros indígenas independientes del gobierno perredista de Chiapas, al tiempo que incrementan el nivel de violencia de los paramilitares como Ejército de Dios, la OPDDIC y otros, que militan en las filas del PRI, el PRD, el PFCRN y hasta del Partido Verde (repudiado por los Partidos Verdes europeos).

Mientras los paramilitares, la policía, el ejército y los gobiernos municipales, estatal y federal agreden cotidianamente a los zapatistas, a las organizaciones de la Otra Campaña y a toda oposición y disidencia en Chiapas, especialmente defensores de derechos humanos, comunicadores y periodistas, la contrainsurgencia en agencias y medios sin escrúpulos como EFE, Milenio, Reforma, cada cierto tiempo publica borregos tratando de criminalizar al EZLN y a la Otra Campaña.

La cerrazón ha llegado al extremo de que Concepción Villafuerte, del legendario diario Tiempo, se ha quejado de que La Jornada no publicó sobre la agresión de que fueron objeto varias personas que protestaban por la presencia (en medio de la militarización de San Cristóbal de las Casas) de Felipe Calderón para “rendir honores” a Samuel Ruiz, a quien, en vida, su partido (el PAN) y los gobiernos de distintos colores partidarios en Chiapas y en Los Pinos nunca cesaron de perseguir y calumniar.

Detrás de cada publicidad de Sabines a la Chiapas turística, y detrás de cada gacetilla (especialmente en La Jornada, uno de sus diarios favoritos) en la que se autoelogia como de vanguardia en “derechos humanos” está oculta la guerra sucia contra los zapatistas y contra toda voz digna que se oponga a sus planes de despojo y muerte. “Ejército de Dios” no es, por desgracia, una ficción, es la nomenclatura de la mente que llamó a otro grupo de paramilitares: “Paz y Justicia”. La perversa manera de bautizar a los grupos contrainsurgentes.

Este 2011, que iniciara con las calumnias de EFE al EZLN y luego con la muerte de Samuel Ruiz, lo han convertido los gobiernos de Calderón y Sabines en el del repunte de la paramilitarización en Chiapas, pero los tres partidos que llevaron al gobierno a Sabines (PRD, PT y Convergencia) simplemente callan.