VOTÁN II.
L@S GUARDIAN@S
Julio del 2013.
Bueno, ahora sí sigue explicarles ya cómo va a estar esto de la escuelita (la lista de útiles escolares, la metodología, l@s maestr@s, el temario, los horarios, etc.), así que lo primero es…
Lo que necesita.
Lo único que objetivamente
necesita usted para asistir a la escuelita zapatista (además de ser invitad@,
claro, y sus cien pesotes para el paquete de libros-dvd) es disposición para
escuchar.
Entonces no tiene por qué atender
a los consejos y recomendaciones de esas personas, por muy bien intencionadas
que sean, que le dicen que traiga tal o cual equipo, presumiendo que ell@s “sí
han estado en comunidad”.
Quienes realmente han estado en
comunidad no lo andan alardeando, y saben bien que lo que en verdad se necesita
es saber mirar y escuchar. Porque gente
que ha estado para hablarnos (y para pretender dirigirnos o para ofrecernos sus
limosnas de dinero o “sabiduría”) ha habido y habrá mucha, demasiada. Y quienes han venido a escuchar son muy pocos. Pero de esto les platico en otra ocasión.
Así que no compre nada especial
(leí que alguien sólo tiene unos viejos tenis, chido). Traiga cualquier cuaderno y un lapicero o
lápiz. No es obligatorio que cargue
usted con su computadora, esmarfon, tableta o lo que se use ahora, pero puede
traerlos si gusta. Eso sí, no hay señal
de celular en el lugar donde le tocará.
Hay internet en algunos caracoles pero su velocidad es, cómo le diré…
como “pegaso”, la montura de Durito. Sí,
puede traer su como-se-llame donde escucha música. Sí, puede traer cámara y grabadora. Sí, puede grabar y tomar fotos y videos pero
sólo según las reglas que el Subcomandante Insurgente Moisés les va a hacer
saber. Sí, puede traer su osito de
peluche o equivalente.
Cosas que sí le pueden ser
útiles: una lámpara de mano. Su cepillo de dientes y una toalla (por si le dan
ganas y es posible bañarse). Al menos una muda de ropa, por si se bate de
lodo. Sus medicinas, si le son
necesarias y se las ha recetado alguien capacitado. Una bolsa de plástico para sus
identificaciones y su dinero (ambas cosas siempre tráigalas consigo –la
identificación sólo se la van a pedir en el registro para ver si usted es
usted-). Otra bolsa de plástico para el
material de estudio que le van a entregar.
Y su ropa (interior –si usa- y exterior) también póngalas en bolsas de
plástico.
Recuerde: puede traer todo lo que
quiera, pero todo lo que traiga lo va a tener que cargar usted. Así que nada de que “me voy a llevar el piano
por si me da tiempo de practicar el do-re-mi-fa-sol-la”. Y no, tampoco puede traer su Xbox, ps3, wii,
ni esa vieja consola de Atari.
Lo que sí es imprescindible no lo
puede adquirir, pero lo trae ya incorporado en su persona y lo puede encontrar,
partiendo de su cuello, abajo y a la izquierda.
Bien, aclarado eso, aquí le pongo
la lista de lo que necesita para asistir a la escuelita en comunidad. Sin estos requisitos NO SERÁ ADMITIDO:
.- Indisposición para hablar y
juzgar.
.- Disposición para escuchar y
mirar.
.- Un corazón bien puesto.
No importan entonces su raza, su
edad, su género, su preferencia sexual, su lugar de origen, su religión, su
escolaridad, su estatura, su peso, su apariencia física, su equipo, su
“antigüedad” mirando al zapatismo,… ni su calzado o descalzado.
Ah, eso sí, no traiga sus zapatos
de tacón de aguja que sí, se le ven muy bien, pero los va a romper cuando dé
sus primeros pasos en el…
El Espacio Escolar y el horario.
Según nosotras las zapatistas,
los zapatistas, el lugar de enseñanza-aprendizaje, la escuela pues, es el
colectivo. Es decir, la comunidad. Y l@s maestr@s y alumn@s son quienes forman
el colectivo. Todas y todos. Así que no hay un maestro o una maestra, sino
que hay un colectivo que enseña, que muestra, que forma, y en él y con él la
persona aprende y, a su vez, enseña.
Así que, al asistir al primer día
de clase en comunidad (en las otras modalidades esto cambia), no espere usted
encontrarse con el modelo tradicional de escuela. En lo que hemos preparado para usted, el
“aula” o el “salón de clases” no es un espacio cerrado, con un pizarrón y un
profesor o una profesora al frente, impartiendo el saber a los alumnos, que los
evalúa y los sanciona (es decir, los clasifica: buenos y malos alumnos), sino
el espacio abierto de una comunidad. Y
no una comunidad de secta (acá conviven zapatistas con no zapatistas y, en
algunos casos, con anti zapatistas), ni hegemónica, ni homogénea, ni cerrada
(todo el año la visitan personas de diferentes calendarios y geografías), ni
dogmática (aquí se aprende también de l@s otr@s).
Por eso usted no viene a una
escuela con los horarios habituales.
Estará en la escuela todas las horas y todos los días que dure su
estancia. La parte más importante de su
estar en la escuelita zapatista es su convivencia con la familia que la o lo
recibe. Irá con ell@s a la leña, a la
milpa, al arroyo-río-manantial, cocinará y comerá con ell@s (claro, comerá lo
que no le haga daño o lo que su convicción le indique –por ejemplo, si es
vegetariano o vegano, no le darán carne, pero avise antes porque los compas,
cuando están contentos con la visita, cocinan pollo o cuche, y la comunidad o
el municipio autónomo o la junta de buen gobierno, de repente toman de su
ganado colectivo y hacen caldo para tod@s-), descansará con ell@s y, sobre
todo, se cansará junto con ell@s.
O sea que, como quien dice, en
esos días usted será parte de una familia indígena zapatista.
Y por esto mismo es que no
aceptamos que alguien venga con su casa de campaña o su casa rodante. Por eso hay un cupo límite. Porque en estas tierras sí caben muchos, pero
en las champas zapatistas sólo caben unos cuantos. Si quiere acampar, convivir con la
naturaleza, y sus bucólicos equivalentes, bien, pero no aquí en esas fechas.
Entonces no estará usted
conviviendo con su banda, grupo, colectivo.
Ni con otr@s ciudadan@s. Si viene
con su familia, su pareja o dispareja, sí estará junto a ella si así lo quiere,
pero nada más. Nada de que “los que
vinimos de tal lado nos vamos a juntar para echar bulla o para platicar o para
cantar a la luz de la fogata o para lo que sea”. Eso lo pueden hacer en sus geografías y en
otros calendarios. Aquí viene usted (o
usted y su familia, pareja o dispareja) a participar de la cotidianeidad y el
saber del pueblo indígena zapatista, y, claro, también de indígenas que no son
zapatistas.
El pueblo zapatista es un pueblo
que tiene la particularidad no sólo de haber desafiado al poderoso, ni tampoco
sólo el haberse mantenido en rebeldía y resistencia por 20 años. También, y sobre todo, por haber logrado
construir (en estas condiciones que usted conocerá personalmente) la definición
indígena zapatista de libertad: gobernar y gobernarnos de acuerdo a nuestros
modos, en nuestra geografía y en este calendario.
Sí, esto de “en nuestra geografía
y en este calendario” marca una distancia apreciable respecto a otros
proyectos. No sólo advierte que no es un
modelo a seguir (a nosotr@s algunas cosas nos han resultado, otras no), un
nuevo evangelio o una moda apta para exportación. Tampoco es un “manual de construcción de la
libertad”. Ni siquiera para todos los
pueblos originarios de México, menos aún para los pueblos que luchan en todos
los rincones del mundo.
Además, mucho ojo, estamos
definiendo un tiempo. Esto que verá usted,
vale para nosotr@s ahora. Nuevas
generaciones irán construyendo sus propios caminos, con sus modos propios y sus
tiempos. Un concepto de libertad no
hereda esclavitud hacia sí mismo.
Porque eso es para nosotros la
libertad: ejercer el derecho de construirse uno mismo un destino, sin nadie que
nos mande ni nos diga qué sí y qué no.
En otras palabras: nuestro derecho a caer y levantarnos nosotros mismos. Y bien sabemos que eso se construye con
rebeldía y dignidad, sabiendo que hay otros mundos y otros modos, y que, así
como nosotras, nosotros, nos vamos construyendo, cada quien va construyendo su
identidad, es decir, su dignidad.
Sólo 2 veces en la semana en que
convivirá con las comunidades zapatistas, asistirá al Caracol a una reunión de
tod@s l@s alumn@s de la zona en que le toque.
En esa reunión, donde estarán reunidos muchos colores y modos de
diferentes calendarios y geografías, habrá un maestro o maestra que se dedicará
a tratar de responder las preguntas o dudas que le hayan surgido en su
convivencia. Esto es porque pensamos que
será bueno para usted el conocer qué dudas tuvo, por ejemplo, quien viene de
otro país, de otro continente, de otra ciudad, de otra realidad.
Pero lo fundamental de la
escuelita, lo aprenderá usted con su…
Votán.
A lo largo de varios meses,
decenas de miles de familias zapatistas se han preparado para recibir a quienes
vienen a la escuelita a comunidad. Junto
con ellos, miles de mujeres y hombres, indígenas
y zapatistas se han conformado en un Votán al mismo tiempo individual y
colectivo.
Entonces debe usted saber cuál es
el lugar de Votán en la escuelita.
Porque resulta que el Votán es, como quien dice, la columna vertebral de
la escuelita. Es el método, el plan de
estudios, la maestra-maestro, la escuela, el aula, el pizarrón, el cuaderno, el
lapicero, el escritorio con la manzana, el recreo, el examen, la graduación, la
toga y el birrete.
Sobre lo que significa “Votán” (o
“Uotán”, o “Wotán”, o “Botán”) se ha dicho y escrito mucho: por ejemplo, que la
palabra no existe en lengua maya y que no es sino una palabra, mal escuchada y
mal traducida, de “Ool Tá aan”, que sería algo como “El Corazón que Habla”; que
se refiere al terremoto; o el rugido del jaguar; o el palpitar del corazón de
la tierra; o el corazón del cielo; o el corazón del agua; o el corazón de la
montaña; o todo eso y más. Pero, como en
casi todo lo que se refiere a los pueblos originarios, se trata de versiones
sobre versiones de quienes han pretendido dominar (a veces con el conocimiento)
estas tierras y a sus pobladores. Así
que, a menos que tenga usted interés en elucubrar sobre interpretaciones de
interpretaciones (que terminan por ignorar a los creadores), aquí nos referimos
al significado que las zapatistas, los zapatistas, le damos a “Votán”. Y sería algo así como “guardián y corazón del
pueblo”, o “guardián y corazón de la tierra”, o “guardián y corazón del mundo”.
Cada uno de los estudiantes de la
escuelita tendrán un su Votán, un guardián o guardiana, no importa la edad,
género o raza del alumn@.
Es decir, además de la familia
con la que convivirán esos días, tendrán un tutor o tutora que es quien les va
ayudar a entender qué es la libertad según nosotras las zapatistas, los
zapatistas.
L@s Guardian@s son personas como
el común de las personas. Sólo que son
personas que se rebelaron contra el poderoso que las explotaba, despreciaba,
despojaba y reprimía, y pusieron la vida en ello. Sin embargo, el Votán que somos no predica el
culto a la muerte, a la gloria o al Poder, sino que camina por la vida en la
lucha cotidiana por la libertad.
Su Votán personal, su Guardián(a)
le contará nuestra historia, le explicara quiénes somos, dónde estamos, por qué
luchamos, cómo lo hacemos, con quién queremos hacerlo. Le platicará de nuestros logros y nuestros
errores, estudiará junto con usted los libros de texto, le resolverá las dudas
que pueda (si no puede, para eso está la reunión general), es quien le hablará
en español (la familia con la que conviva le hablará en lengua materna todo el
tiempo), le traducirá lo que dicen en la familia, y le traducirá a la familia
lo que usted quiera decir o saber, caminará con usted, irá a la milpa o a la
leña o al agua con usted, cocinará con usted, comerá con usted, cantará y
bailará con usted, dormirá cerca suyo, lo acompañará cuando vaya al baño, le
dirá qué bichos evitar, verá que tome su medicina, en resumen: le enseñará y
cuidará.
A él le puede preguntar lo que
quiera: que si somos un engendro de Salinas, que si el SupMarcos está muerto o
bronceándose en las playas europeas, que si el SubMoy va a llegar, que si el
mundo es redondo, que si cree en las elecciones, que si le va a Jaguares,
etcétera, etcétera, etcétera. A
diferencia de otr@s maestr@s, el guardián o guardiana, si no sabe la respuesta,
le dirá eso: “no sé”.
Su Votán será también su
traductor simultáneo que no necesita baterías.
Porque acá, en lo posible, siempre le hablarán en lengua materna. Sólo el guardián o guardiana puede hablarle
en castilla. Así usted calará lo que
ocurre cuando un indígena trata de hablar en la lengua dominante. La diferencia fundamental es que usted no
será tratado acá con desprecio ni burla por no entender lo que se le dice o por
pronunciar mal. Habrá risas, sí, pero de
simpatía por su esfuerzo en entender y darse a entender. Y, ojo, su Votán no sólo le traducirá
palabras, sino colores, sabores, sonidos, mundos enteros, es decir, una
cultura.
En la reunión a la que asistirá
junto a sus condiscípulos de zona, usted no podrá hacer una pregunta directa a
la maestra o maestro, sino que deberá hacerla a su guardián(a), y él-ella la
traducirá al maestro, quien responderá en lengua materna, y el guardián la
traducirá para usted. Claro que usted se
quedará con la duda de si su pregunta fue bien traducida y si la respuesta que
recibe es la que dio el maestro. Pero,
¿no dicen que es justo que un indígena comparezca ante las instancias
gubernamentales de justicia con un traductor de palabras? ¿O acaso en los juzgados se traducen
culturas? Así entenderá usted que eso
que llaman “igualdad jurídica” es uno más de los esperpentos de la justicia en
nuestro mundo. ¿Dónde está la igualdad jurídica
si la traducción de palabras como “libertad”, “democracia”, “justicia” se hace
con las mismas palabras de quienes quieren esclavizarnos, despojarnos,
desaparecernos? ¿Dónde la igualdad si la
acusación, el juicio y la condena la hace un sistema jurídico, además de
corrupto, impuesto con la lengua del Mandón?
¿Dónde la justicia si el sistema que juzga está basado en la premisa del
despojo cultural?
Por eso así la escuela. Por eso así el Votán. Porque…
Él somos.
Su Votán es un gran colectivo
concentrado en una persona. Él o ella no
habla ni escucha como persona individual.
Cada Votán somos todas y todos los zapatistas.
Hace unas semanas, los
Subcomandantes Moisés y Marcos entregamos el cargo de vocer@s del EZLN a miles
de hombres y mujeres indígenas zapatistas para los días de la escuelita. Durante esos días de agosto (y después en
diciembre y enero próximos), por su voz hablará todo el EZLN, con su oído
escuchará, y en su corazón palpitaremos el gran nosotr@s que somos.
Así que en estos días de la
Escuelita, usted tendrá de maestro o maestra nada más y nada menos que a la
máxima autoridad zapatista, al jefe / jefa suprema del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional: Votán.
Y Votán también se encargará de…
L@s Niñ@s.
Si el alumno o alumna es menor de
edad (12 años o menos), una guardiana por cada niño y niña acompañará a la
madre y/o padre todo el tiempo, le ayudará a cuidarl@, que no se enferme, que
tome su medicina, que juegue, que aprenda, que esté content@. Si ya sabe leer, estudiará junto con el niño
o niña el libro de texto, le contará historias de cómo vivían los niños
indígenas antes del alzamiento y cómo viven ahora, le contará historias
terribles y maravillosas, cuentos, chistes, le cantará “la del moño
colorado”. Y si se porta mal, le dirá
que no haga así, porque si no llegará el SupMarcos con su gran bolsa de
galletas y no le va a dar ni una sola, manque sean de animalitos, y el gran Don
Durito de La Lacandona no le contará de cuando peleó, él solo, contra 3.141592
dragones desdentados, ni la maravillosa historia de Lucezita y el Gato-Perro
que, me dicen, deja muy atrás a Ironman, Batman, Los Vengadores, El Hombre
Araña, X-Man, Wolverine, y lo que vaya saliendo.
Todos los niños y niñas, con los familiares
que los acompañan, serán ubicados en la zona más cercana a San Cristóbal de Las
Casas, con las mejores condiciones que podemos ofrecer. Se habilitarán lugares especiales para ell@s,
junto con su madre/padre, para que no tengan mucho frío, ni se mojen si
llueve. Habrá también compas que le
saben bien a la salud y primeros auxilios.
Y para cualquier emergencia, las 24 horas del día estarán disponibles 2
ambulancias y 2 vehículos para trasladar al infante a la ciudad si es que
requiere un doctor, o irán por medicina si la necesita. Si es necesario que la familia viaje de
regreso a su geografía particular, tenemos un pequeño fondo económico para
ayudarles con los boletos, o la gasolina, para el regreso si éste es necesario
antes de que termine el período escolar.
En resumen: l@s niñ@s tendrán
trato especial. Pero ni ell@s ni los
adultos se salvarán de…
La Evaluación.
Es la más difícil que se haya
usted imaginado. No constará de un
examen, una tesis o una prueba de opción múltiple; ni habrá un jurado, o un
grupo de sinodales con títulos universitarios.
La evaluación la hará su
realidad, en su calendario y geografía, y su sinodal será… un espejo.
Ahí usted verá si puede responder
la única pregunta del examen final: ¿Qué es la libertad según tú-ustedes?
-*-
Vale.
Salud y créame, lo digo con experiencia propia, lo que uno más aprende
acá es a preguntar. Y vale la pena.
Desde las montañas del Sureste
Mexicano.
SupMarcos.
México, Julio del 2013.
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Escucha y ve los videos que
acompañan este texto
Eduardo Galeano nos narra una
anécdota de un maestro y sus alumn@s.
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La libertad es, por ejemplo,
exigir la libertad para tod@s l@s pres@s Mapuche. La rola se llama “Cosas
Simples”, del grupo chileno Weichafe (Guerrero).
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“Luna Zapatista”, de Orlando
Rodríguez y Miguel Ogando, con “El Problema del Barrio”, dibujos de Juan
Kalvellido. Edición de video: Orlando Fonseca.
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