¿Quién era don
Trino y cuál fue su lucha?
Trinidad de la
Cruz Crisóstomo estuvo a la cabeza de la guardia comunal y de los nahuas que en
el 2009 recuperaron un predio del litoral del Pacífico michoacano de más de mil
hectáreas.
Gloria Muñoz Ramírez
Fuente: Desinformémonos
Trinidad de la Cruz Crisóstomo usaba el
apelativo de El Trompas por cuestiones de seguridad, ante las permanentes
amenazas en su contra por el crimen organizado y los paramilitares que operan
en Ostula, en la costa de Michoacán.
De 73 años,
valiente y comprometido con su pueblo –como lo definen sus compañeros–,
Trinidad, o Don Trino, estuvo a la cabeza de la guardia comunal y de los nahuas
que el 29 de junio de 2009 recuperaron un predio del litoral del Pacífico
michoacano de más de mil hectáreas, que durante 40 años estuvo invadido por
supuestos pequeños propietarios provenientes del poblado de La Placita,
municipio de Aquila.
Conocido también
como El Maíz oEl Maizón, Don Trino ocupó los dos cargos máximos que se pueden
tener en una comunidad: juez tradicional en repetidas ocasiones y jefe de
tenencia de la tierra. Fue también el comandante de la guardia comunal y el
primer encargado del orden del nuevo poblado de Xayakalan, construido sobre las
tierras recuperadas.
Entrevistado dos
días después de la recuperación, aún con los retenes en alerta y la tensión por
el enfrentamiento, Don Trino narró con orgullo visible lo que ocurrió esa
madrugada: los invasores de La Placita nos recibieron a balazos, hiriendo a
quemarropa a uno de nuestros compañeros, pero nosotros le seguimos hasta que
llegamos con las camionetas a las tierras. De inmediato se instaló un
campamento y aproximadamente 500 guardias comunitarias comenzaron la vigilancia
de los alrededores, previniendo nuevas provocaciones.
Disputado por narcos
Este territorio
ha sido disputado durante años por narcotraficantes, inversionistas
inmobiliarios, los supuestos pequeños propietarios y empresas mineras, sólo que
pertenece a los nahuas. “Pudimos recuperar nuestras tierras gracias a que todos
le entramos a reorganizar nuestra policía tradicional. Ahora de aquí ya no nos
vamos, para eso tenemos nuestra policía.
No queremos
violencia, no es la intención. Sólo estamos defendiendo nuestras tierras.
Queremos trabajarlas, sólo eso. Lo que estamos haciendo es totalmente legal,
pacífico, civil y constitucional, insistía.
En posteriores
entrevistas y pláticas informales que sostuvimos con él durante estos dos años,
Trinidad de la Cruz advirtió que sólo muertos los podrían sacar de ahí. Este 6
de diciembre fue secuestrado por un comando armado, frente a 12 personas del
Movimiento por la Paz por Justicia y Dignidad que se encontraban en una misión
de observación en Ostula y que también fueron amagadas, aunque luego las
dejaron en libertad. Hoy se encontró el cuerpo sin vida de Don Trino, en un
paraje del municipio de Coahuayana.
Entrevistados
por teléfono, el pasado 14 de noviembre los comuneros de Xayakalan informaron
que Trinidad fue “duramente golpeado –en presencia de la comunidad– con un arma
AR-15 por Priciliano Corona Sánchez, El Chalano,con la complicidad de Iturbide
Alejo, El Turbinas, y Margarita Pérez, La Usurpadora, quienes habitan en
Xayakalan y trabajan para el crimen organizado”.
Los comuneros,
quienes se niegan a dar su nombre por temor a represalias, afirman que en junio
pasado, “El Chalano amenazó de muerte a Don Trino y a Pedro Leyva, quien
finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”. Señalan también que el 15, 16
y 17 de septiembre pasados, El Chalano estuvo cazando a los encargados del
orden de Xayakalan, pero afortunadamente pudieron escaparse y salvaron su vida.
En ocasión del
segundo aniversario de la recuperación de sus tierras, los nahuas de Ostula
denunciaron que la guerra que actual- mente vive nuestra comunidad, y que es un
capítulo pequeño de la guerra que desgarra a la nación entera, la podemos
contar en números: 26 comuneros muertos, cuatro desaparecidos, decenas de
viudas y huérfanos y cientos de desplazados. A esta cifra se suman los
asesinatos de Pedro y Trinidad.
En agosto pasado
sostuvimos el último encuentro con él. Acababa de pasar por Xayakalan el
huracán Beatriz,destruyendo casi todas las precarias construcciones del
poblado, pero aun así, señaló: aquí todos seguimos puestos. Si el huracán no
nos sacó, menos el gobierno.
La policía
comunitaria de Ostula está conformada por cerca de 500 integrantes y su función
–explicaron su dirigente y otro grupo de comuneros– es resguardar el perímetro
de las tierras en conflicto. Insistieron en que no estánpara enfrentar a la
delincuencia organizada, para desarmar a nadie ni intervenir en otras cosas,
sólo para cuidar el territorio que nos pertenece.
La respuesta del
gobierno a la organización no ha sido buena, insistióDon Trino bajo los
escombros de una palapa en Xayakalan. El gobierno no quiere que tengamos
nuestra policía. No le gusta, porque no la mandan ellos; pero aquí siempre
hemos sido autónomos. Exigimos el reconocimiento de nuestra policía, pero si no
llega, de todas maneras seguimos.
Ostula es una de
las tres comunidades nahuas del litoral del Pacífico michoacano. Las otras dos
son Pómaro y Coire. Juntas poseen más de 200 mil hectáreas de territorio dentro
de la costa y los montes de la Sierra Madre del Sur hasta Guerrero y Oaxaca. En
las más de mil hectáreas de Xayakalan actualmente habitan unas 250 personas
pertenecientes a 40 familias. Éste es el territorio vigilado.
Los nahuas
exigen el reconocimiento de sus tierras y de sus órganos de autodefensa, y
hasta la fecha no hay nada. Mientras, mantienen la posesión del paraje y la
disposición de su policía para defenderlo. En las negociaciones con la
Secretaría de la Reforma Agraria y con el gobierno de Michoacán no se ha
llegado a ningún acuerdo, porque la comunidad no ha podido hacer las consultas
debido a la violencia. Este 6 de diciembre se iba a efectuar la asamblea que,
por obvias razones, se suspendió.
Un dato más es
que la asamblea general decidió no participar en las elecciones estatales de
Michoacán del pasado 13 de noviembre. Los partidos políticos cuando andan
queriendo el puesto te platican bonito, pero después ni te conocen. Todo está
por demás con ellos y aquí no entran, señaló Don Trino.
Texto
originalmente publicado en La Jornada
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