Cruzada
transgénica contra los hambrientos
Silvia
Ribeiro
Investigadora
del Grupo ETC
20
de Abril de 2013
La Cruzada Nacional contra el Hambre,
programa insignia del gobierno, no tiene nada que ver con terminar el hambre,
ni atender o modificar sus causas, pero sí tiene mucho de cruzada. Ahora los
infieles son indios y campesinos que cometen el pecado de tener cultura propia,
de ejercer y defender sus propias formas de organización, de producción, de
vida, de lucha. A ellos hay que convertirlos a la fuerza a la modernidad:
comida chatarra, refrescos embotellados, y si insisten en que en lugar de
limosnas quieren seguir cultivando, que sean transgénicos. Todo sazonado con la
creación de consejos comunitarios y apoyos selectivos, para asegurar votos y
promover el enfrentamiento dentro y entre comunidades.
Es paradigmática
la incorporación de las trasnacionales de comida basura Nestlé y PepsiCo a esa
Cruzada. Ocupan el primero y segundo lugar como las trasnacionales más grandes
del planeta en procesamiento de alimentos y bebidas, ambas ampliamente
conocidas por dar al mundo abundantes fuentes de desnutrición, obesidad,
diabetes y, en general, promover los malos hábitos alimentarios, generando una
enorme carga de gastos públicos en salud. Nestlé ha sido por más de dos décadas
el blanco de un boicoteo internacional en numerosos países, por su agresiva
promoción de sustitutos de leche materna, provocando mayor desnutrición y
colaborando en aumentar la mortalidad infantil, sobre todo en los países más
pobres. Por detalles, vea el expediente de la International Baby Food Action
Network, IBFAN, galardonada con el Premio Nobel Alternativo justamente por
estas denuncias. Digamos, hablando de desnutrir niños, Nestlé es toda una
experta. Por ello, la Cruzada le asignó un programa de educación de promotoras,
que la trasnacional entrenará en autoempleo. Traduciendo: un pequeño ejército
de 15 mil mujeres pobres que hagan propaganda de los productos de la
trasnacional, con respaldo público. Con razón, Nestlé tituló el proyecto Mi
dulce negocio. Para complementar los efectos devastadores de Nestlé con sus
sustitutos de leche materna, Pepsico distribuirá galletas nutritivas
(traducción: industriales, con químicos, transgénicos, conservadores,
etcétera), dirigidas a mujeres embarazadas, en etapa de lactancia y niños
menores de cinco años.
Como si fuera
una defensa, Rosario Robles, secretaria de desarrollo social, coordinadora de
la Cruzada, aclara que Nestlé participó en el programa Hambre Cero en Brasil.
Omite agregar que la trasnacional tuvo que salir de allí por las protestas de
la sociedad brasilera en su contra. Estas dos nefastas trasnacionales son
apenas la punta del iceberg: también se anuncia la participación de Walmart, el
supermercado más grande del planeta, cuyo negro historial en competir con
producción nacional, eliminar pequeñas tiendas, bajar salarios, discriminación
racial y de género y muchas otras condiciones para generar más hambre, le
califican ampliamente para esta Cruzada. Avizoran ganancias muchas otras
grandes compañías del sector agroalimentario. No hay duda, el hambre de
ganancias de las megaempresas será bien atendido por este programa.
Robles abunda
que estamos en una sociedad de globalización y libre mercado, por lo que la
participación de las empresas es determinante. Nuevamente omite decir que son
determinantes para desatar y continuar la crisis alimentaria y de salud, la
pobreza rural, la emigración a las ciudades, a través de la apropiación cada
vez mayor de la cadena agroalimentaria, facilitada como ahora, por políticas
gubernamentales. Cadena que finalmente se propone apresarnos a todos, con
Monsanto en una punta (semillas y agrotóxicos) y Walmart en la otra, y cuyos
eslabones son las grandes cerealeras como Cargill y ADM y los procesadores
industriales de alimentos y bebidas, como Nestlé y Pepsico.
Al principio de
la cadena, Monsanto espera que el gobierno le autorice en breve la siembra
comercial de millones de hectáreas de maíz transgénico en el Norte del país. Si
las solicitudes en Tamaulipas y Sinaloa sorprendían por que pedían se les
autorizara más de un millón de hectáreas para cada tipo de transgénico, ¿qué se
puede decir de las que están en curso para Chihuahua, Coahuila y Durango, donde
la trasnacional solicita casi 12 millones de hectáreas (11 millones 985 mil
951) para cada uno de los tres eventos de maíz transgénico, en distintas
localidades de esos estados? Las superficies solicitadas superan con mucho las
actuales sembradas con maíz, porque la intención es ir cubriendo cada vez más
en varias estaciones de siembra, garantizándose así la decisión a futuro de qué
sembrarán los agricultores (no venderán ninguna otra semilla), haciendo además
imposible la fiscalización de lo realmente plantado.
Se configura
desde varias aristas una cruzada contra los hambrientos, contra los campesinos,
contra la soberanía alimentaria y la autonomía de los pueblos del maíz, para
que ni ellos ni nadie más que las trasnacionales puedan decidir qué plantar y
qué comer.
Entre muchas
respuestas a estas realidades, la Red en Defensa del Maíz, Ceccam, la Vía
Campesina, YoSoy132 Ambiental, Jóvenes ante el Desastre y la Emergencia
Nacional, el Movimiento Urbano Popular y otras organizaciones, llaman del 25 al
30 de abril a unas Jornadas contra el Maíz Transgénico, con la participación,
entre otros, de los premios Nobel Alternativos, Vandana Shiva (India), Pat
Mooney (Canadá) y Camila Montecinos (Chile). Acuden además como dictaminadores
de otra pre-audiencia nacional del proceso del Tribunal Permanente de los
Pueblos, esta vez sobre contaminación transgénica del maíz, en Oaxaca el 26 y
27 de abril. (Programa en http://redendefensadelmaiz.net/). Rendirse ante la
cruzada transgénica, definitivamente no está en la agenda.
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