Las minas y el despojo llevan a la
lista de Forbes a los millonarios mexicanos
Los tres
hombres más ricos de México basan su fortuna principalmente en la explotación
minera, facilitada por leyes permisivas sin par en el continente, y dejando a
su paso destrucción ambiental y comunitaria.
ADAZAHIRA
CHÁVEZ
Publicado el 18 de marzo de 2013
Fuente: Desinformémonos
México. La
riqueza de los empresarios mexicanos que encabezan la lista de millonarios de
la revista Forbes está cimentada “en el despojo de los bienes de la nación”,
resume Francisco López Bárcenas, autor del libro “El mineral o la vida”, sobre
la legislación minera en México.
Los tres
primeros lugares de la lista de México (Carlos Slim, Alberto Baillères y Germán
Larrea) tienen empresas mineras. El artículo 27 actual señala que se pueden concesionar los recursos naturales
“pero siempre debe ser, primero, para distribuir la riqueza nacional -y no para
tres gentes-; para el desarrollo de los mexicanos y para conservarlos”, precisa
López Bárcenas, que agrega que en el caso de la minería no se cumple ninguno de
estos supuestos. Además, explica, se afecta el derecho al agua y la alimentación
de los mexicanos por el carácter preferente del que goza esta actividad
industrial.
Empresarios
mexicanos: explotación y especulación
Carlos Salinas
de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994, desincorporó las
concesiones que tenía el Estado y las entregó a grupos mineros mexicanos,
principalmente a Grupo México (de Larrea), Grupo Peñoles (de Bailleres) y
Grupo Frisco (de Slim, el hombre más rico del mundo) para asegurarse de que
controlaran gran parte de la minería, aún antes de que hiciera la reforma al
artículo 27 de la Constitución y se publicara la nueva ley minera.
“Cuando se modifica la ley de
inversión extranjera, que permite cien por ciento de capital extranjero en las
minas, ya los empresarios mexicanos tienen asegurada su parte”, señala López
Bárcenas. Después de la entrega de las concesiones vino la Ley Minera, que
unificó los permisos para explorar y explotar y permitió que los periodos de
concesión fueran prácticamente de cien años. Eso, apunta López Bárcenas, abrió
paso a la especulación.
“Casi todos
los proyectos, dicho por los propios mineros, se llevan máximo 15 años. ¿Para
qué quieren cien? Porque entre más tiempo tengan, su precio es más alto en la
bolsa de valores; el negocio no es sólo explotar el mineral, es especular
con el patrimonio nacional”, enfatiza el abogado mixteco. La Ley Minera
también permite que las concesiones se unan, con lo que adquieren mayor valor
en la bolsa.
Ante la idea
de que la mayoría de las mineras en México son canadienses, López Bárcenas responde
que esto no es totalmente verídico. Explica que en la bolsa de valores de
Vancouver se concentran todos los proyectos de minería. “Puede ser un capital
mexicano o estadunidense que se va a Vancouver, se domicilia ahí para entrar a
la economía especulativa y de ahí se viene a México, pero ya como capital
canadiense”, precisa.
La producción
de metales en México se disparó en 2010; para 2011, su valor superó los 20 mil
millones de dólares y llegó al tercer lugar entre los sectores productivos de
México, según datos de la Cámara Minera de México (Camimex).
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Otro factor
que abona al fácil enriquecimiento para los empresarios mineros es que
solamente “pagan por hectárea de superficie concesionada entre cinco y 111
pesos semestralmente, sin importar ni el tipo de mineral ni la cantidad que
obtengan”, informa el abogado e historiador.
México es “el único país en América Latina en que los empresarios no
pagan impuestos por la obtención y la exportación del mineral”, agrega.
Colombia, aún con una ley minera muy parecida, cobra el 30 por ciento del valor
del mineral extraído.
Una
comparación que ilumina es el caso de la paraestatal Petróleos Mexicanos. “El
petróleo también es un mineral, que el Estado se ha reservado para explotarlo
él solo. Si uno ve la cantidad de impuestos que paga, no hay un punto de
comparación con lo que pagan los otros minerales”, indica López Bárcenas.
México es ya el primer productor de plata a nivel mundial y el décimo de oro,
según datos de la Camimex, pero mientras gran parte de la recaudación del
Estado mexicano viene del petróleo, de los otros minerales “no viene ni un
centavo”, acusa López Bárcenas.
“Facilidades”,
Revolution
Resources –la empresa acusada de hacer trabajos ilegales de explotación en el
territorio sagrado de Wirikuta-, en la sección “¿Por qué México?” de su página
de internet, indica que además de las leyes pro-mineras, este país es el más
estable políticamente en América Latina.
Durante el
gobierno de Salinas, el Banco de Comercio Exterior y el gobierno de Canadá
realizaron talleres sobre las posibilidades de inversión en América Latina,
recuerda López Bárcenas. Llegaron a la conclusión de que además de las leyes
permisivas en México, el gobierno tenía la disposición de cambiar los
requisitos mínimos que había en algunas disposiciones legales y no había
organizaciones no gubernamentales que pelearan por el medio ambiente.
Francisco
López Bárcenas agrega a las condiciones que posibilitan la gran explotación el
asesinato de opositores a las minas: “En (el caso de) Minera San Xavier, un
presidente municipal se opuso a otorgar el cambio de uso de suelo y lo
asesinaron; en Chicomuselo, Chiapas, mataron a Mariano Abarca; en San José del
Progreso, Oaxaca, mataron a Bernardo Vázquez”. El asesinato de Ismael Solorio y
Manuelita Solís, en el año 2012 en Chihuahua, también podría estar relacionado
porque luchaban contra las perforaciones ilegales que realizaba la Compañía de
Servicios Mineros Cascabel, filial de la minera canadiense Magsilver.
Daños y
resistencias
En octubre de
2012, Humberto Gutiérrez, presidente de la Camimex, declaró que en México hay
oro y plata para explotar otros 500 años. El oro extraído en la década que va
de 2000 a 2010 (419 mil 097 kilogramos) duplica fácilmente a la cantidad
extraída durante 300 años de Colonia española (191 mil 825 kilogramos).
Para López
Bárcenas, la preocupación no es que se acabe el mineral sino el tipo de
explotación que se hace. “Todo es a cielo abierto, y para explotar 500 años más
tendrían que poner el país al revés, y a ver a dónde nos vamos cuando estén
devastando el territorio”, declara.
Muchas
comunidades que rentan sus tierras no saben el daño que se les causará con la
actividad minera, que prácticamente destruye todo porque el mineral no está en
veta y se tiene que revolver toda la superficie terrestre.
La ley
agraria, que debería ser de protección social, permite que la renta de ejidos
sea de 30 años prorrogables, “la vida de toda una generación”, apunta López
Bárcenas, amén de que el pago es muy bajo. Lo que no dice la minera es que
cuando devuelvan la tierra rentada, no va a servir para nada.
En Mezcala,
por ejemplo, debido a las protestas se aumentó considerablemente la renta
pagada por las tierras, pero el problema “es que la gente emigró porque ya no
tenía que hacer”, se acabó el dinero, y al cabo de unos años el pueblo se
destruyó completamente. Más que migración, señala el abogado, se trata de
desplazamiento forzado.
Otro de los
costos es la afectación al derecho a la alimentación. Para que el Estado lo
garantice, “sembrar debería ser una actividad preferente; sin embargo, la Ley
Minera dice que esa actividad es la preferente y se puede parar todo para hacer
minería”.
También se
afecta el derecho al agua. En el norte del país hay protestas de campesinos
porque la Comisión Nacional del Agua sí se las regula a ellos pero a la minería
no. “Hay que modificar ese esquema”, concluye López Bárcenas.
A diferencia
de lo que las mineras veían a finales de la década de los ochenta, la protesta
social aumentó considerablemente, señala Francisco. Estas resistencias se
activaron en los últimos dos años; en primer lugar, las protestas se originaron
por la destrucción ambiental; luego, por la baja renta que pagan las empresas
por las tierras (mil pesos por hectárea) y más recientemente, los pueblos
indígenas piden ya la cancelación de concesiones argumentando la violación a su
derecho a la consulta.
Uno de los
frentes de protesta “es el legal, demandar que se cumplan los mínimos derechos,
que se anulen los contratos de arrendamiento, que se cancelen las concesiones
porque no se respetó el derec
ho a la consulta”; el otro frente es “la organización social, con dos grandes tendencias: la Red Mexicana contra la Minería y la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, además de los frentes a nivel regional”; un tercero es la denuncia pública que hacen los afectados, cada uno según su capacidad, analiza el experto.
Posibilidades
de reforma
El abogado
López Bárcenas señala que para hacer un poco aceptable esta actividad, se le
debería quitar el carácter de preferente, las concesiones se deberían reducir a
solamente el tiempo que necesite un proyecto, las empresas deberían pagar el
agua que utilizan y la renta de la tierra sólo debería hacerse por un valor
superior a la actividad que existiera ahí anteriormente.
Sin embargo,
señala, eso no es lo principal. “Los pueblos lo que quieren es seguir siendo
pueblos y defender su derecho al territorio”, finaliza.
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