domingo, 11 de marzo de 2012

EZLN: "No venimos a decirte qué hacer, ni a guiarte..."


Palabras del EZLN 
en el Zócalo de la ciudad de México
11 de marzo de 2001

Ciudad de México:
Llegamos.
Aquí estamos.

Somos Congreso Nacional Indígena y zapatistas los que, juntos, te saludamos.

Si el templete donde estamos está donde está, no es accidente. Es porque de por sí, desde el principio, el gobierno está detrás de nosotros.

A veces con helicópteros artillados, a veces con paramilitares, a veces con aviones bombarderos, a veces con tanques de guerra, a veces con soldados, a veces con policías, a veces con ofertas de compra-venta de conciencias, a veces con ofrecimientos de rendición, a veces con mentiras, a veces con estridentes declaraciones, a veces con olvidos, a veces con silencios expectantes. A veces, como hoy, con silencios impotentes.

Por eso no nos ve nunca el gobierno, por eso no nos escucha.
Si apurara un poco el paso tal vez nos alcanzaría.
Podría vernos entonces, y escucharnos.

Podría darse cuenta de la larga y firme horizontalidad de quien es perseguido y, sin embargo, no se angustia, porque sabe que es el paso que sigue el que requiere atención y empeño.

Hermano, hermana:

Indígena, obrero, campesino, maestro, estudiante, colono, ama de casa, chofer, pescador, taxista, estibador, oficinista, empleado, vendedor ambulante, banda, desempleado, trabajador de los medios de comunicación, profesionista, religioso, homosexual, lesbiana, transexual, artista, intelectual, militante, activista, marino, soldado, deportista, legislador, burócrata, hombre, mujer, niño, joven, anciano.

Hermano, hermana del Congreso Nacional Indígena, arco iris ya de lo mejor de los pueblos indios de México:

Nosotros no deberíamos estar aquí.

(Después de escuchar esto, estoy seguro que, por primera vez, el que despacha detrás de mí está aplaudiendo a rabiar. Así que lo voy a repetir:)

Nosotros no deberíamos estar aquí.

Quienes deberían estar aquí son las comunidades indígenas zapatistas, sus siete años de lucha y resistencia, su oído y su mirada.

Los pueblos zapatistas. Los hombres, niños, mujeres y ancianos, bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que son los pies que nos andan, la voz que nos habla, la mirada que nos hace visibles, el oído que oído nos hace.

Quienes deberían estar aquí son las insurgentas y los insurgentes, su persistente sombra, su callada fortaleza, su memoria levantada.

Las insurgentas e insurgentes. Las mujeres y hombres que forman las tropas regulares del EZLN y que son el guardián y corazón de nuestros pueblos.

Son ellas y ellos quienes merecen verlos y escucharlos y hablarles.

Nosotros no deberíamos estar aquí.
Y sin embargo estamos.

Y estamos junto a ellas y ellos, los ellos y ellas que pueblan los pueblos indios de todo México.

Los pueblos indios, nuestros más primeros, los más primeros pobladores, los primeros palabreadores, los primeros oidores.

A los que, siendo primeros, últimos parecen y perecen...

Hermano, hermana indígena:

Tenek. De muy lejos venimos.
Tlahuica. Caminamos tiempo.
Tlapaneco. La tierra andamos.
Tojolabal. Arco y flecha somos.
Totonaco. Viento caminado.
Triqui. El corazón y la sangre somos.
Tzeltal. El guerrero y el guardián.
Tzotzil. El abrazo compañero.
Wixaritari. Derrotados nos suponen.
Yaqui. Mudos.
Zapoteco. Callados.
Zoque. Mucho tiempo tenemos en las manos.
Maya. Aquí venimos a nombrarnos.
Kumiai. Aquí venimos a decir "somos".
Mayo. Aquí venimos para ser mirados.
Mazahua. Aquí para mirar ser mirados.
Mazateco. Aquí es dicho nuestro nombre por nuestro paso.
Mixe. Esto somos:
El que florece entre cerros.
El que canta.
El que cuida y crece la palabra antigua.
El que se habla.
El que es de maíz.
El que habita en la montaña.
El que anda la tierra.
El que comparte la idea.
El verdadero nosotros.
El hombre verdadero.
El ancestro.
El señor de la red.
El que respeta la historia.
El que es gente de costumbre humilde.
El que habla flores.
El que es lluvia.
El que tiene conocimiento para mandar.
El cazador de flechas.
El que es arena.
El que es río.
El que es desierto.
El que es mar.
El diferente.
El que es persona.
El rápido caminador.
El que es gente.
El que es montaña.
El que está pintado de color.
El que habla palabra legítima.
El que tiene tres corazones.
El que es padre y hermano mayor.
El que camina la noche.
El que trabaja.
El hombre que es hombre.
El que camina desde las nubes.
El que tiene palabra.
El que comparte la sangre y la idea.
El hijo del sol.
El que va de uno a otro lado.
El que camina la niebla.
El que es misterioso.
El que trabaja la palabra.
El que manda en la montaña.
El que es hermano, hermana.
Amuzgo. Todo esto dice nuestro nombre.
Cora. Y más dice.
Cuicateco. Pero apenas se escuchaba.
Chinanteco. Otro nombre tapaba nuestro nombre.
Chocholteco. Aquí venimos a sernos con los que somos.
Chol. Somos el espejo para vernos y sernos.
Chontal. Nosotros, los que somos el color del color de la tierra.
Guarijio. Aquí ya no más la vergüenza por la piel.
Huasteco. La lengua.
Huave. El vestido.
Kikapu. La danza.
Kukapá. El canto.
Mame. El tamaño.
Matlatzinca. La historia.
Mixteco. Aquí ya no más la pena.
Náhuatl. Aquí el orgullo de sernos el color que somos del color de la tierra.
Ñahñu. Aquí la dignidad que es vernos ser vistos siendo el color que somos del color de la tierra.
O'odham. Aquí la voz que nos nace y alienta.
Pame. Aquí ya no el silencio.
Popoluca. Aquí el grito.
Purépecha. Aquí el lugar que estuvo escondido.
Rarámuri. Aquí la morena luz, el tiempo y el sentido.

Hermano, hermana indígena:
Hermano, hermana no indígena:

Aquí estamos para decir aquí estamos.
Y cuando decimos "aquí estamos", también al otro nombramos.
Hermano, hermana que eres mexicano y que no lo eres.
Contigo decimos "aquí estamos" y contigo estamos.

Hermano, hermana indígena y no indígena:

Un espejo somos.
Aquí estamos para vernos y mostrarnos, para que tú nos mires, para que tú te mires, para que el otro se mire en la mirada de nosotros,
Aquí estamos y un espejo somos.
No la realidad, sino apenas su reflejo.
No la luz, sino apenas un destello.
No el camino, sino apenas unos pasos.
No la guía, sino apenas uno de tantos rumbos que al mañana conducen.

Hermano, hermana, ciudad de México:

Cuando decimos "somos" también decimos "no somos" y "no seremos".

Por eso es bueno que, quienes allá arriba son el dinero y quien lo vocea, tome nota de la palabra, atento la escuche y atento vea lo que ver no quiere.

No somos quienes aspiran a hacerse del poder y, desde él, imponer el paso y la palabra. No seremos.

No somos quienes ponen precio a la dignidad propia o a la ajena, y convierten a la lucha en mercado donde la política es quehacer de marchantes que disputan no proyectos sino clientes. No seremos.

No somos quienes esperan el perdón y la limosna de quien simula ayuda cuando en realidad compra y que no perdona sino humilla a quien, siendo, es desafío y reclamo y demanda y exigencia. No seremos.

No somos quienes, ingenuos, esperamos que de arriba venga la justicia que sólo desde abajo se crece, la libertad que sólo con los todos se logra, la democracia que es todos los pisos y todo el tiempo luchada. No seremos.

No somos la moda pasajera que, hecha tonada, se archiva en el calendario de derrotas que este país luce con nostalgia. No seremos.

No somos el taimado cálculo que finge la palabra y en ella esconde un nuevo fingimiento, no somos la paz simulada que anhela guerra eterna, no somos quien dice "tres" y luego "dos" o "cuatro" o "todo" o "nada". No seremos.

No somos el arrepentido de mañana, el que se convierte en imagen aún más grotesca del poder, el que simula "sensatez" y "prudencia" donde no hubo sino compra-venta. No seremos.

Somos y seremos uno más en la marcha.

La de la dignidad indígena.

La del color de la tierra.

La que develó y desveló los muchos Méxicos que bajo México se esconden y duelen.

No somos su portavoz.

Somos una voz entre todas esas voces.

Un eco que dignidad repite entre las voces todas.

A ellas nos sumamos, nos multiplicamos con ellas.

Seguiremos siendo eco, voz somos y seremos.

Somos reflexión y grito.

Siempre lo seremos.

Podemos ser con o sin rostro, armados o no con fuego, pero zapatistas somos, somos y siempre seremos.

Hace 90 años, los poderosos preguntaban al de abajo que Zapata se llamaba:
"¿Con qué permiso señores?"
Y los de abajo respondimos y respondemos:
"Con el nuestro".
Y con el permiso nuestro, desde hace exactamente 90 años nos hicimos grito, y "rebeldes" nos llamamos.
Y hoy lo repetimos: rebeldes somos.

Rebeldes seremos.

Pero serlo queremos con los todos que somos.

Sin la guerra como casa y camino.

Porque así habla el color de la tierra: tiene la lucha muchos caminos, y un solo destino tiene: ser color con todos los colores que visten a la tierra.


Hermano, hermana:

Dicen allá arriba que éste es el final de un temblor. Que todo pasa menos su ser ellos encima de nosotros.

Dicen allá arriba que tú estás aquí para con morbo ver, para oír sin escuchar siquiera. Dicen que somos pocos, que débiles nos estamos. Que no somos más que una foto, una anécdota, un espectáculo, un producto perecedero con la fecha de caducidad cercana.

Dicen allá arriba que nos dejarás solos. Que solos y vacíos volveremos a la tierra en la que somos.

Dicen allá arriba que el olvido es derrota y se sientan a esperar a que olvides y derrotes y te derrotes.

Allá arriba saben pero no quieren decirlo: no habrá ya olvido y no será la derrota la corona para el color de la tierra.

Pero no quieren decirlo porque decirlo es reconocerlo y reconocerlo es ver que todo ha cambiado y ya no para que nada cambie sino para que todo cambie cambiando.

Este movimiento, el del color de la tierra, es tuyo y porque es tuyo es nuestro.

Ahora, y es lo que ellos temen, no hay ya el "ustedes" y el "nosotros" porque todos somos ya el color que somos de la tierra.

Es la hora de que el Fox y a quien sirve escuche y nos escuche.

Es la hora de que el Fox y quien lo manda nos vea.

Una sola cosa habla nuestra palabra.

Una sola cosa mira nuestra mirada.

El reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas.

Un lugar digno para el color de la tierra.

Es la hora de que este país deje de ser una vergüenza vestida sólo del color del dinero.

Es la hora de los pueblos indios, del color de la tierra, de todos los colores que abajo somos y que colores somos a pesar del color del dinero.

Rebeldes somos porque es rebelde la tierra si hay quien la vende y compra como si la tierra no fuera, y como si no existiera el color que somos de la tierra.

Ciudad de México:
Aquí estamos. Aquí estamos como rebelde color de la tierra que grita:

¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!

México:
No venimos a decirte qué hacer, ni a guiarte a ningún lado. Venimos a pedirte humildemente, respetuosamente, que nos ayudes. Que no permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar digno para nosotros los que somos el color de la tierra.

Desde el Zócalo de la ciudad de México,
Comité Clandestino Revolucionario Indígena-
Comandancia General del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional, México, marzo del 2001



miércoles, 7 de marzo de 2012

Mineras pagan a México 1% de lo que extraen

Mineras pagan a México 1% de lo que extraen
Autor: Érika Ramírez
Fuente, fotos y cuadros: Revista Contralìnea
4 MARZO 2012
Trasnacionales mineras pagaron a México sólo un equivalente al 1.18 por ciento de los recursos obtenidos del territorio nacional. Las multinacionales extrajeron recursos minerales por más de 552 mil millones de pesos entre 2005 y 2010, pero sólo pagaron al país “derechos” por 6 mil 500 millones. Tan sólo en 2008, las empresas canadienses, estadunidenses, australianas y brasileñas sacaron de México más de 50 toneladas de oro y 2 mil 600 de plata

Mineras trasnacionales pagan a México poco más del 1 por ciento del valor total de lo que extraen del territorio nacional, del cual las administraciones panistas les han concesionado alrededor del 25 por ciento de los 2 millones de kilómetros cuadrados que lo conforman, hasta por 50 años.

Tan sólo por la extracción de oro y plata las multinacionales se llevaron a sus arcas el 90 por ciento del valor de los metales preciosos. A México le dejaron un equivalente de menos del 10 por ciento de esos recursos, durante el último lustro. De documentos de la Dirección General de Minas, dependiente de la Secretaría de Economía, y de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) se desprende la disparidad entre los beneficios obtenidos por las empresas y los montos que se retribuyen al erario.

Del análisis de las estadísticas de producción y valor de los metales, publicadas por la Dirección General de Minas para el periodo 2005-2010, y del Informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2010 (presentado el 15 de febrero pasado), resulta que la mayor utilidad para México por la extracción de oro fue de apenas 10.61 por ciento, en 2008.

Los documentos revelan que de los 15 mil 698 millones 429 mil 400 pesos en que se evaluaron los 50 mil 365 kilos de oro extraídos ese año, entraron al erario 1 mil 667 millones 42 mil 800 pesos por el concepto de pago de cuotas para explotar minas.

En tanto, por plata, metal que coloca a México como el productor más importante a nivel mundial, la “ganancia” para el país fue del 11.93 por ciento del valor total de lo extraído, en ese mismo periodo fiscal. Ese año la producción del metal precioso fue de 2 millones 668 mil 28 kilos, lo que implica un valor de 13 mil 972 millones 569 mil pesos. La ganancia para las trasnacionales fue del 88.07 por ciento.

El año en el que inició la administración de Felipe Calderón Hinojosa fue el que más pérdidas representó para México en este rubro: registró un pago de cuotas de tan sólo 322 millones 696 mil 600 pesos. No obstante, el oro se cotizó, en ese año, en 7 mil 628 millones 188 mil 800 pesos. El “beneficio” para México fue de 4.23 por ciento de los valores mercantiles.

El avalúo de la plata llegó a los 9 mil 777 millones 994 mil 200 pesos, por la extracción de 2 mil 413.147 toneladas. Durante ese mismo año, el pago por derechos, en más de 320 millones de pesos, dejó utilidades a las compañías extranjeras por 96.7 por ciento, contra el 3.30 por ciento aportado al fisco.

Francisco López Bárcenas, coautor del libro El mineral o la vida. La legislación minera en México, asegura que las disposiciones “relativas a las actividades mineras no regulan derechos a favor de la nación ni de los propietarios de las tierras donde los minerales se encuentran, sino para favorecer a las grandes mineras”.

Cuotas simbólicas

En México las compañías dedicadas a la extracción de minerales no pagan al gobierno por el valor de los recursos extraídos, sino por hectárea concesionada. En enero pasado, Contralínea documentó que las cuotas estipuladas van de 5 a 111 pesos semestrales, por cada hectárea concesionada.
 
Esta situación ha motivado iniciativas para reformar la Ley Federal de Derechos, que establece los montos de cobranza. Sin embargo, éstas permanecen en la congeladora de la Cámara de Diputados (Contralínea 268).

El informe de la ASF, correspondiente al ejercicio fiscal 2010, precisa que los pagos por explotación y exploración de minas son “simbólicos” y “contrastan” con el valor de los recursos extraídos del territorio nacional.

En cuatro años de administración calderonista y el último de Vicente Fox (periodo analizado en la Cuenta Pública 2010) sólo se aportó poco más del 1 por ciento de los beneficios obtenidos por las compañías.

La Auditoría Superior de la Federación, encabezada por Juan Manuel Portal, indica que el valor de la producción en ese lustro ascendió a 552 mil 422 millones 429 mil 300 pesos, y el de los derechos cobrados a 6 mil 543 millones 417 mil 400, los cuales equivalieron al 1.2 por ciento de la producción.

Concesiones sin beneficio a la nación

De acuerdo con el informe de fiscalización, los requisitos para el otorgamiento de concesiones mineras son “mínimos y de fácil cumplimiento, por lo que no se encuentra garantizado el correcto uso y aprovechamiento de los recursos naturales y de proporcionar un beneficio a la nación”.

Los auditores del máximo órgano de fiscalización del país detectaron “deficiencias en la integración y datos del padrón de concesionarios y asignaciones mineras, así como en el contenido de los expedientes”.

Igualmente, documentaron que la Secretaría de Economía, que encabeza Bruno Ferrari García de Alba, “carece de manuales de procedimientos o lineamientos específicos para el control de pagos de los derechos de solicitud y trámites diversos al título de concesión minera, de asignaciones mineras, así como de los adeudos”.

López Bárcenas, maestro en derecho y desarrollo rural, expone que los problemas de la minería “se agravan cuando los propietarios de las tierras son los pueblos o comunidades indígenas, por la relación especial que mantienen con la tierra y en general con la naturaleza [...]. Esto genera conflictos, porque los campesinos, pueblos o comunidades indígenas saben que tienen derechos, aunque la legislación minera no los contemple, y no están dispuestos a que les sean violados”.

De acuerdo con información de la Secretaría de Economía, las principales beneficiarias de las concesiones son la australiana Azure Minerals, Ltd y las canadienses Almaden Minerals, Ltd; Dia Bras Exploration, Inc; Pediment Gold Corp; y Goldcorp, Inc.

Efectos nocivos

Una de las iniciativas que permanece congelada en la Cámara de Diputados es la promovida por el legislador petista Jaime Cárdenas Gracia, quien hace énfasis en el impacto ambiental que producen las mineras en el país.

Presentada el 6 de septiembre de 2011, solicita se realicen modificaciones a la Ley de Minería para “garantizar los derechos colectivos que se reconocen en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los convenios internacionales, ratificados por el Senado, a pueblos y comunidades indígenas, así como de los núcleos agrarios, ejidales y comunales, y para restringir la minería a cielo abierto y el uso de técnicas basadas en el cianuro”.

Éste también fue uno de los aspectos observados por la Auditoría Superior, pues señala  que los costos son significativos para la sociedad y que perduran en el tiempo: incendios en las venas de carbón mal selladas o restauradas, emanaciones de monóxido de carbono, fracturas y colapso de la superficie de la tierra.

El listado de la ASF contempla, también, “filtraciones de agua freática de las minas abandonadas, las cuales pueden tener un alto nivel de acidez o estar contaminadas con metales peligrosos; alteración de los acuíferos debido a su removimiento o la fracturación causada por trabajos de extracción. Éstas pueden provocar la pérdida o degradación de las fuentes locales de agua freática”.

Mientras que los minerales residuales peligrosos expuestos en las minas superficiales o esparcidos en pilas de desechos, pueden ser causantes de enfermedades en la comunidad y los trabajadores.

Actualmente México cuenta con reservas oficiales de oro por 105.9 toneladas. El oro extraído por las trasnacionales representaría el 50 por ciento de ese valor. Contralínea solicitó entrevista con la coordinadora general de Minería de la Secretaría de Economía, Jimena Velarde Altamirano. Hasta el cierre de edición, no se obtuvo respuesta.

lunes, 5 de marzo de 2012

Ayotzinapa: Cuestiones pendientes


¡Ayotzinapa vive!
Carlos Fazio
05 de Marzo de 2012

Acasi tres meses de los hechos en la Autopista del Sol, en Chilpancingo, Guerrero, en los que tres personas murieron, cuatro más resultaron heridas por proyectiles de armas de fuego y 24 fueron sometidas a torturas y tratos crueles y degradantes, el caso exhibe la manera autoritaria en que se maneja un conflicto social en México. También devela la colusión de las autoridades encargadas de administrar e impartir justicia –en la represión extralegal a los estudiantes de la normal de Ayotzinapa hubo una coparticipación institucional de los cuerpos de seguridad federal, estatal y municipal– y desnuda el sistema de seguridad y justicia mexicano, que con base en una cultura del engaño y la simulación está estructurado de manera clasista para servir, encubrir y propiciar la impunidad de quienes ostentan el poder.

Los asesinatos de los estudiantes Jorge Alexis Herrera y Gabriel Echeverría, de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, no debieron ocurrir. Tampoco la muerte del ex paracaidista de la Marina Gonzalo Cámara Rivas, encargado del sistema de cómputo del establecimiento Eva II, quien falleció a consecuencia de quemaduras múltiples al tratar de contener el incendio de una de las bombas de suministro de gasolina. Si ocurrieron, fue porque alguien en la cadena de mando del Operativo Guerrero Seguro ordenó el uso de armas de alto poder contra estudiantes desarmados que defendían que la escuela siga abierta.

El homicidio de los estudiantes y el incendio de la gasolinera fue producto de la represión violenta. De un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza pública y las armas de fuego, con el objetivo de contener una manifestación pública. La utilización de la fuerza letal contra civiles siempre debe ser el último recurso. Es una alternativa extrema y excepcional cuando se han agotado todas las vías de negociación y persuasión, y no se puede ejercer de manera arbitraria; es necesario observar los principios de legalidad, oportunidad, proporcionalidad y razonabilidad, situaciones que no se dieron en el caso de marras el 12 de diciembre de 2011.

De acuerdo con el informe preliminar de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para reprimir una manifestación de 300 estudiantes –y sin que existan elementos fehacientes del uso de protocolos o lineamientos de actuación antimotines– se utilizaron 165 elementos policiales: 61 de la Policía Federal, 73 de la policía ministerial; 19 de la policía estatal y 12 policías preventivos municipales, de los cuales al menos 67 portaban armas de alto poder. Según la prueba de Griess practicada por la Procuraduría General de la República (PGR), 91 por ciento de las armas detonadas pertenecían a policías federales.

Sin entrar en la lógica perversa del sistema, en la cual instancias federales, estatales y ministeriales se encubren y acusan mutuamente para enredar y dilatar el caso, sacar ventajas y pretender eludir responsabilidades –y prescindiendo también de la guerra civil molecular en el estado de Guerrero, donde participan la Zona Militar, la Marina, las procuradurías federal y estatal (incluido un grupo duro de “incontrolados” locales que gozan de autonomía y tienen presuntos nexos con bandas de la economía criminal), partidos políticos (PRI, PRD, PAN), el sindicato de maestros que controla Elba Esther Gordillo, narcotraficantes y organizaciones guerrilleras en fase de acumulación de fuerzas–, persisten varias preguntas claves:

¿Quién estuvo a cargo del operativo? ¿Quién en la línea de mando dio la orden de que las “fuerzas del orden” participaran con armas de alto poder al margen de los protocolos antimotines? ¿Quién ordenó disparar y con qué criterios?

¿Por qué si existen evidencias de que el ex fiscal especializado para la investigación de delitos graves, Esteban Maldonado, y el ex coordinador de zona de la policía ministerial, David Urquizo Molina, participaron en la tortura al estudiante Gerardo Torres Pérez y le sembraron un arma AK-47 de las llamadas cuerno de chivo, sólo han sido destituidos, no están siendo investigados y permanecen libres?

¿Por qué intervino en el caso la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO)? ¿Se intenta vincular a algunos mandos con el llamado cártel Independiente de Acapulco para que la PGR haga un uso político del caso en tiempos electorales? ¿Qué tiene que ver con lo anterior la ejecución de dos policías ministeriales que actuaban como escoltas del subprocurador de Justicia, César de los Santos, el pasado 24 de febrero? ¿Existe una guerra sucia interna por el control de la procuraduría estatal?

Más allá de esas interrogantes, una aproximación a la verdad histórica de los hechos parece evidenciar que hubo un plan predeterminado para cerrar la normal de Ayotzi y de paso incendiar Guerrero. Que en la cadena de mando alguien dio la orden de tirar a matar y modificar la escena del crimen. Después, siguiendo la lógica carroñera del poder, los estudiantes Herrera y Echeverría fueron estigmatizados junto con sus compañeros de Ayotzi, en tanto Cámara, “el héroe de la gasolinera”, recibió un reconocimiento post mortem tras ser designado por el cabildo local “hijo predilecto” de Chilpancingo.

La reanudación de clases y el nombramiento de un nuevo director son un triunfo de los normalistas. Se evitó el cierre. ¡Ayotzinapa vive! Pero ahora, en un uso faccioso de la justicia, se está chantajeando a los estudiantes con el incendio de la bomba de gasolina –que bien pudo ser cometido por un agente provocador encubierto– y se quiere criminalizar su protesta atribuyéndoles ataques a las vías de comunicación, delito federal. ¿Acaso se pretende cambiar dos muertos por uno? Y, en el colmo del absurdo, si no fuera moneda corriente: ¿por qué se están haciendo seguimientos a miembros del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan? ¿También se busca incriminarlos?