lunes, 22 de octubre de 2012

Orozco y la necesidad de eliminar un proyecto educativo con sentido social de la UACM


UACM: Orozco y sus aliados

21. octubre, 2012
Edgar González Ruiz *         
Fuente: Contralínea 307 / Octubre de 2012

La gestión de Esther Orozco al frente de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) ha provocado el rechazo de sectores de esa Universidad, que la acusan de cuestionar el modelo educativo y el sentido social de la institución, de nepotismo, de recurrir al fraude en los procesos internos de esa institución e incluso de carecer de título profesional.

El conflicto desembocó en una huelga estudiantil que mantiene paralizados los planteles de la UACM, en demanda de que renuncie Esther Orozco y se reconozca a los verdaderos ganadores en las elecciones para consejeros universitarios celebradas en agosto de este año.

El pasado 3 de octubre, partidarios de la rectora Orozco, encabezados por Adalberto Robles Valadez, quien fue secretario técnico del Consejo Universitario y se ha señalado como uno de los artífices del fraude electoral en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, recuperaron por la fuerza el plantel Cuautepec que tenían tomado los huelguistas; los seguidores de la rectora abrieron con hachas las puertas y golpearon a varios estudiantes. Por la noche, los paristas recuperaron el control de las instalaciones (La Jornada, 4 de octubre de 2012).

Cabe recordar que en 2008, luego del ataque contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, en Ecuador, donde murieron varios estudiantes mexicanos –entre ellos Soren Ulises Avilés Ángeles, egresado de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas–, Robles Valadez –también egresado de esa institución, donde fungía como jefe de la academia de computación– afirmó: “es lamentable que haya mexicanos que tengan que irse a otros países y relacionarse con ideologías polémicas” (La Crónica de Hoy, 12 de marzo de 2008).

Denuncias contra Orozco
       
En espacios en internet, los críticos de Orozco argumentan que “la UACM ha participado en la transformación de miles de estudiantes que luchan por continuar con sus estudios en condiciones difíciles y de clara desventaja social […], sin embargo, desde hace dos años la UACM viene acumulando una serie de agresiones con la clara intención de eliminar su esencia. Esto obedece a la tendencia de someter los sistemas educativos a la lógica empresarial. La necesidad de formar ciudadanos conscientes y capaces de vivir en un mundo en crisis es suplantada por la pretensión de moldear personas dóciles al mercado de trabajo. Bajo el argumento de crear un espacio académico de alta calidad’, desde hace dos años la administración de la rectora, la doctora Esther Orozco, ha impuesto una serie de contrarreformas al proyecto original…”, pretensión que ha sido uno de los detonantes del conflicto en la Universidad (www.avaaz.org/es/petition/Que_el_Gobierno_del_DF_respete_el_proyecto_de_la_Universidad_Autonoma_de_la_Ciudad_de_Mexico_UACM/).

Hay señalamientos de que Orozco ha incurrido en nepotismo a favor de su hija y de su hermana:

“En 2009, cuando Esther Orozco estaba al frente del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal en febrero de 2009, dicha entidad firmó un acuerdo con la UACM para asignarle 1 millón 500 mil pesos para el posgrado de ciencias genómicas, área de estudio de la rectora y donde su hermana Lorena Orozco ocupa una plaza de tiempo completo.

“Así como 500 mil [pesos] al Centro de Investigación y Producción de la Imagen, instancia en la que colabora su hija, Alejandra Sánchez Orozco. Esos recursos se utilizaron para la grabación de un programa de divulgación llamado “Gregoria la cucaracha”, producido por Sánchez Orozco, cuya idea original es de Nora Huerta, coordinadora de Difusión Cultural de la UACM, funcionaria muy cercana a la hija de la rectora”(http://scriptoriumx.wordpress.com/2012/06/20/vazquez-mota-incluiria-a-esther-orozco-en-gabinete-corrupcion-nepotismo-y-represion-en-la-uacm/).

Los inconformes con Orozco aducen que las elecciones para consejeros universitarios fueron totalmente adversas para ella: los opositores obtuvieron 33 de los 55 cargos en votación, pero el consejo electoral anuló arbitrariamente ocho de esos triunfos, a fin de proporcionar mayoría al bando de la rectora.

Por añadidura, en conferencias de prensa y espacios en internet han denunciado que Orozco carece de título y cédula profesional (de su carrera de químico bacteriólogo, cuyo ejercicio requiere de esa documentación).

A lo anterior hay que sumar otros conflictos registrados durante el rectorado de Orozco, que inició en mayo de 2010. Para octubre de 2011, según informó Contralínea, la “bitácora negra” de la rectora incluía casos como los de “cinco trabajadores administrativos y tres profesores [que] han sido rescindidos de su relación laboral con la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Otras tres personas enfrentan procesos por los que podrían perder su trabajo” (http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/10/25/uacm-bitacora-negra-de-la-rectoria-de-esther-orozco/).

Panista y orozquista

En junio de 2012, la entonces candidata del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, reveló que en el remoto caso de que llegara a esa magistratura incorporaría a Esther Orozco a su gabinete. La rectora declinó la invitación que le hacía la impopular candidata derechista, negativa que no diluyó las suspicacias que despierta la simpatía de Josefina y de otros panistas hacia ella.

Uno de los más aguerridos partidarios de Orozco es Miguel Ángel del Moral Stevenel, alumno del posgrado en ciencias genómicas y miembro adherente del PAN desde 1997 (véase el padrón de ese partido: http://ww1.pan.org. mx/PadronAN/), quien al igual que otros seguidores de la rectora, ha participado en agresiones contra los paristas y ha exigido el uso de la fuerza pública para reprimirlos.

El 20 de septiembre, Orozco, acompañada del panista, encabezó una marcha para exigir a los paristas que abrieran los planteles, mientras que Miguel Ángel del Moral, en el papel de portavoz o dirigente de un movimiento de apoyo a Orozco, ha pedido que se recurra a la fuerza pública para terminar con el paro estudiantil (El Universal, 2 de octubre de 2012).

Hay imágenes y videos que muestran el momento en que Del Moral arroja violentamente un contenedor de basura contra las rejas de uno de los planteles de la UACM (La Jornada, 1 de octubre de 2012; www.youtube.com/watch?v=IY6bC9h0zYs&feature=plcp; www.youtube.com/watch?v=Obf3Ki7Tkuo&list=UU7cLHVRgjoP5pDnjFzxbnw&index=1&feature=plcp).


Esther Orozco ha acusado a grupos de la izquierda de querer intervenir en el conflicto universitario, pero hay que considerar que el gobierno de la ciudad es de esa misma filiación, por la que mayoritariamente hemos votado los capitalinos.

Lo que sí es aberrante es que uno de los más ardientes defensores de Orozco pertenezca al partido derechista, cuyos proyectos en el ámbito universitario han sido siempre los mismos: poner la educación al servicio del empresariado, despojarla de sus rasgos populares o “asistencialistas” y reprimir los movimientos estudiantiles.

Así pensaba la derecha en 1956, cuando el Ejército allanó el Instituto Politécnico Nacional; en 1968, cuando se perpetró la sangrienta masacre de Tlatelolco y ahora, en 2012, exige que la policía entre a los recintos universitarios a reprimir a los paristas.

Otro defensor de Orozco en el conflicto de la UACM ha sido el diputado panista Juan Carlos Zárraga, quien ha calificado a los paristas como “grupos porriles que sólo buscan tener el control político de la institución y no tienen el menor interés en la calidad de la educación”; según él, “sería un grave error que saliera la rectora de la UACM, María Esther Orozco, porque el mensaje que se mandaría es que no importa la excelencia académica que ésta ha enarbolado”.

Descendiente de Pascual Orozco

Por si fuera poco, María Esther Orozco Orozco, quien nació en San Isidro Pascual Orozco, Chihuahua, se ha jactado de descender nada menos que de Pascual Orozco, cuestionado personaje de la época revolucionaria.

Declaró ella en una entrevista: “Vengo de una de una familia de revolucionarios: mi tío abuelo fue el líder maderista Pascual Orozco, de quien considero heredé el afán libertario…” (www.periodistasenlinea.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=1100).

Si bien Pascual Orozco (1882-1915) militó en un principio en las fuerzas de Madero, pronto lo traicionó, y se rebeló contra él, influido por personajes como el millonario Óscar Braniff y el reaccionario Toribio Esquivel, de quien recibió una fuerte suma de dinero, según la versión de Pascual Ortiz Rubio (La revolución de 1910, Manuel Porrúa, México, 1977, página 243).

En 1913, luego de la Decena Trágica, Pascual Orozco no tuvo escrúpulos en ponerse al servicio del asesino de Madero, Victoriano Huerta, mientras que su padre, también de nombre Pascual, fue fusilado por Emiliano Zapata, quien lo acusó de traidor cuando trató de convencer al caudillo del Sur de que se sumara a Huerta.

*Maestro en filosofía; especialista en estudios acerca de la derecha política en México

martes, 9 de octubre de 2012

Che... "¿Qué hay, pues, más épico que un poeta? Pero también, ¿qué hay más absurdo?"


Nueve de octubre
Carlos Manuel Álvarez
9 OCTUBRE 2012
Fuente: Cubadebate



Cuando yo nací, el Che Guevara ya estaba muerto y su retrato había aparecido en la portada de la revista Life. Hay, ciertamente, pocos rostros tan impresionantes como los rostros de este hombre. Contadas imágenes o palabras provocan una compresión y un sobrecogimiento semejantes a los que sobrevienen con esas fotografías en las que siempre, sea en una posición u otra, en este o en aquel país, como un secreto que no resiste más, se deja ver la estampa misma de la sugestión.

Perdonen la confidencia, pero yo he llegado a su persona desde los terrenos más pueriles, desde las situaciones menos épicas. En caso de que quieran decir algo, ¿qué es lo que dicen los rostros del Che? ¿Hacia dónde, por ejemplo, miraba aquella tarde de 1960 en que Korda lo tomó desprevenido y lo incrustó con fiereza en todas las banderas y todos los pulóveres del mundo?

Los sucesos de La Coubre complementan las connotaciones dramáticas que por sí solas se desprenden de su cara, y hacen que olvidemos algo. El Che observaba los cadáveres, el mar de cubanos rabiosos, el hecho consumado y sin retroceso, el hombre envuelto en el vertiginoso remolino de la historia, el paso del tiempo, las víctimas como causa, pero también como azar, y así, sin que hayamos reparado nunca, la inmanencia le viene porque no mira la guerra con la gravedad o la cercanía de los estadistas, sino con la gravedad o la cercanía de los poetas. El Che era el Che, y era, además, Byron.

Hoy no. Hoy es otra cosa. Y esa condición oblicua no es exactamente la que prende en los eternos rebeldes, en las descafeinadas barricadas contemporáneas, en los adolescentes incendiarios. Los héroes corren dos riesgos gravísimos, siempre latentes. Primero: el hecho de sobrevivir a su propia heroicidad. Segundo: el hecho de no sobrevivirla. Primero: el hecho de que se les mitifique en vida. Segundo: el hecho de que se les mitifique en muerte. Todos los mitos son malos arquetipos de mitos anteriores, los cuales, a su vez, fueron reproducidos sobre el mito de Prometeo, tan falaz.

Los grandes hombres no son grandes hombres. Sus actos íntimos son comunes. Sus actos públicos y sus actos históricos también. Pero tampoco son sujetos de esquina. (No dejen, estudiantes, que los engañen con ninguna de estas farsas.) El Che recorre el continente en moto, y no podía sospechar, tan muchacho como era, que ese viaje era un viaje sin retroceso, un trayecto sin fin. En primera instancia, recorrer Latinoamérica es una acción natural que muchos otros han hecho antes y después.

El Che no sabrá nunca que terminará en México y, por más que se lo haya pensado madrugadas enteras, no sabrá tampoco cómo es que cae en la Sierra Maestra, y después en La Habana, y luego en la ONU, y más tarde en el Congo, y Europa del Este, y de nuevo La Habana, y casi finalmente Bolivia, y por último la muerte, y con la muerte el símbolo que es. Así como otros entran al ruedo del crimen, o de la diplomacia, o del aburrimiento, en algún momento el Che Guevara entró al ruedo de las epopeyas. Un ruedo, en esencia, igual a los demás. Si el crimen cambia la vida de unos pocos, la diplomacia la vida de nadie, y el aburrimiento la vida personal, las epopeyas cambian la vida de millones de personas, y esa es, visto así, la única diferencia, puramente cuantitativa.

Sin embargo, hay otro rasgo distintivo: el rasgo poético. Que no se define en los hechos, sino en el pensamiento. No se define en subir al Granma, sino en la decisión de subir al Granma. No se define en irse a Bolivia, sino en convencerse de que es imprescindible irse a Bolivia, y que para ello tan solo se cuenta con lo que cuenta el resto. Es decir, un cuerpo y un ideal (todos tenemos un ideal, por mezquino que sea). Que tus actos individuales tengan una finalidad colectiva es la verdadera distinción de estos hombres. Entender el destino de la humanidad como tu destino. O darle, en suma, esa explicación.

Lo que hace héroe al héroe es la completa disposición hacia empresas que rebasan sus límites físicos de sujetos normales. Lo que los hace sujetos normales es que a pesar de subordinar la realidad a pretensiones impensadas por el resto, no pueden hacer otra cosa que iniciar las revoluciones de cero, paso a paso, casi inconscientemente, con la misma inexplicable y ordinaria secuencia que alguien comienza un libro, o planifica un atraco, o termina una casa. ¿En qué momento justo los héroes se convierten en héroes? En ninguno. No hay, a pesar de las efemérides, momentos justos. Los héroes se convierten en héroes en el momento que se explican poéticamente. ¿Qué hay, pues, más épico que un poeta? Pero también, ¿qué hay más absurdo?

El asesinato del Che marca el fin de una época, y no deja de ser un acto ejecutado por un rapaz subalterno, un gatillo llevado hacia atrás por un don nadie. Cuando se mitifiquen las ideas, siempre tan férreas, y no los hechos, siempre tan manipulables, entenderemos a plenitud esa aparente contradicción.

La retórica pública establece un orden falso, lleno de imprecisiones y alarmantemente vacío de luminosos detalles. Tres mínimas escenas hacen que para mí el resto de la vida del Che adquiera las connotaciones que supuestamente se pide que tenga. Las tres son en los meses finales de su vida.

La primera cuando le dice a Aleida March, antes de irse para Bolivia, que eso es lo único que le puede dejar, lo único íntimamente suyo. ¿Qué? Una cinta con su voz, donde se escucha un poema de Vallejo y otro de Neruda. Pensemos en todo lo que el Che ha vivido, pensemos en el hombre que se ha ido convirtiendo, en todo lo que ha viajado y en toda la política internacional que ha hecho. Y pensemos luego en cómo lo único íntimamente suyo son esos versos escritos por otros, a esas alturas escritos por nadie.

La segunda ya en Bolivia, en plena guerrilla, cuando se aparta y trepa en un árbol y se roba tiempo para revisar un libro.

Y la tercera, escena que no aparece en ningún lugar, y que no es la fotografía bíblica con ojos entrecerrados de la revista Life, son esos segundos finales en los que el Che yace amarrado en un piso de tierra, de una casa presumiblemente de adobe, sucio, barbudo, en el corazón de la selva sudamericana, definitivamente por el suelo sus utopías, segundos en los que el mundo lo ha dejado solo, segundos en los que no recibe los aplausos de la Asamblea General, segundos durante los cuales nadie marcha por ninguna ciudad con su rostro en ninguna bandera, segundos en los que nadie llega y paga unos dólares y dice hágame el favor de tatuarme al Che Guevara, segundos en los que adelgaza considerablemente, pero no sufre hambre, segundos en los que sueña, en los que se vuelve intermitente y duro como una roca, en los que ni siquiera descubren sus huesos, en los que su guerrilla ya no existe, en los que piensa en Rosario o en sus hijos o, tal como aseguró, en Cuba, aun cuando no sepamos si en verdad lo hizo, segundos en los que sabe que va a morir a manos de vulgares soldados y sabe además que no existe ninguna escapatoria.

Nada de esto lo he aprendido en los oradores de devoción gratuita. El Che es el único muerto que no me parece muerto, pero que duele como si lo acabaran de rematar.