sábado, 18 de septiembre de 2010

Jornaleros agrícolas: Condiciones de esclavitud

Retrocede el gobierno federal en la protección a jornaleros: especialista


*Prevalecen condiciones de esclavitud en campos agrícolas de Sinaloa, afirma Guerra Ochoa
*Pagos miserables, jornadas laborales de 12 horas y falta de seguridad social y prestaciones, señala
Javier Valdez Cárdenas
Corresponsal
Foto: Leo Espinoza
Sábado 18 de septiembre de 2010, p. 28
Fuente: La Jornada

Culiacán, Sin., 17 de septiembre. En cada temporada hortícola, en la entidad laboran entre 200 mil y 250 mil jornaleros que se emplean en la siembra, cosecha y empaque de tomate, pepino, chile, calabazas y otros cultivos. Este giro de la agricultura estatal produjo en 2009 alrededor de un millón 900 mil toneladas y tuvo un valor cercano a 8 mil 846 millones de pesos, lo que contrasta con los pagos que reciben estos trabajadores del campo y sus condiciones de vida.

María Teresa Guerra Ochoa, doctora en derecho laboral y especialista en el tema, afirmó que “en las épocas del auge hortícola unas 56 familias controlaban las mejores tierras de riego, la producción y el mercado en el estado.

En los años recientes se ha reducido a 17 empresas –en manos de las familias Ley, Bátiz, Bon, Canelos, Tarriba y Carrillo, entre otras– las que concentran alrededor de 55 por ciento de los mejores campos agrícolas y la siembra y producción de hortalizas en la entidad.

La autora del libro Los trabajadores de la horticultura sinaloense, editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, aseguró que el gobierno federal ha retrocedido en la atención a los jornaleros, la mayoría procedentes de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, al dejar en manos de los patrones la “política social”.

Aíslan a trabajadores

Pero lo más grave es que “en muchos campos hay condiciones de esclavitud pues no hay movilidad, los jornaleros no pueden recibir visitas ni salir, y la misma Organización Internacional del Trabajo ha insistido en que existen condiciones de labor forzada”, dijo.

En Villa Juárez, municipio de Navolato, custodios de campos hortícolas visitados por La Jornada no permitían el ingreso de personas ajenas. Algunos trabajadores se quejaron de que ni siquiera pueden salir a comprar alimentos a otras tiendas que no sean las que están en la empacadora.

Santiago Martínez tiene 56 años, es de Tlaxiaco, Oaxaca, y cada septiembre, desde hace 13 años, está aquí para trabajar hasta diciembre; luego emigra a Baja California Sur para seguir trabajando. Pero este año no, porque para conseguir 110 pesos tiene que permanecer entre los surcos unas nueve horas, dice.

Los salarios de los jornaleros van de 65 a 80 pesos, aunque en diciembre se intensifican las labores y obtienen hasta 200 pesos, siempre y cuando la jornada sea de 11 o 12 horas.

Pero a Santiago, que tiene dos hijos, uno de ellos de 18 años, que también labora en la siembra de tomate y chile, apenas le alcanza para comer y rentar un cuarto en Villa Juárez, por el que paga 600 pesos al mes.

“Los patrones tienen mucho dinero pero no quieren pagar. Yo gano muy poquito porque ellos pagan barato, y no quiero quedarme en otro lado porque hay mucho borracho y mariguano, son casas sucias, y aquí estoy mejor”, dijo.

Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que alrededor de 60 por ciento de los jornaleros agrícolas no cuenta con seguridad social. Hilario Gastélum, director del Trabajo y Previsión Social, dijo que a pesar de las facilidades otorgadas por el gobierno federal, la afiliación al IMSS no llega a 40 por ciento. En el país hay 2.1 millones de trabajadores migrantes en el campo, agrega, aunque la Secretaría de Desarrollo Social afirma que son más de 4 millones, de los cuales apenas 5 por ciento están afiliados.

Según estimaciones de organismos ciudadanos, en los campos agrícolas laboran cerca de 30 mil niños o bien sus padres los llevan a trabajar ante la falta de guarderías. En abril pasado una de estas menores, de cinco meses de edad, fue atropellada por un camión de carga cuando estaba a pocos metros de su madre, que trabajaba, en el municipio de Guasave.

En febrero de 2009, Ángela Barraza, de 10 años, perdió el brazo izquierdo mientras trabajaba en una empacadora cerca de la comunidad de Costa Rica, municipio de Culiacán.

Buenas cosechas, bajos salarios

De acuerdo con el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera, dependiente de Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, en 2009 el valor de la producción agrícola en Sinaloa fue de 29 mil 603.5 millones de pesos y se cultivaron cerca de un millón 305 mil toneladas, de las cuales 68 mil 538 (5.2 por ciento) fueron de hortalizas.

Gerardo López Cervantes, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UAS, informó que la producción de hortalizas fue de un millón 904 mil 101 toneladas, que tuvieron valor de 8 mil 846 millones de pesos (29.8 por ciento), de un total de 29 mil 603 millones generados por el agro en esta entidad.

Guerra Ochoa afirmó que en 2006 las ganancias de las exportaciones hortícolas a Estados Unidos fueron superiores a 4 mil 500 millones de dólares, lo cual refleja que no es por falta de recursos o utilidades por lo que los empleadores no respetan los derechos de los trabajadores migrantes.

“Es por la impunidad con la que históricamente han actuado, por la indiferencia de las autoridades frente a la marginación, explotación y discriminación que padecen los migrantes, pues siguen siendo ignorados sus problemas y se les sigue tratando como trabajadores de tercera y extranjeros en su propia tierra”, remata la especialista.

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