Por qué
Atenco no se olvida
Adolfo Gilly
07 de Junio de 2012
Fuente: La Jornada

“Asumo plena responsabilidad por
lo sucedido en Atenco. Los responsables fueron consignados ante el Poder
Judicial, pero, reitero: fue una acción determinada en el legítimo derecho que
tiene el Estado mexicano de usar la fuerza pública para restablecer el orden y
la paz”.
Mala hora, viernes negro: se armó
la de Dios es Cristo. Los estudiantes gritaron y clamaron: “¡Atenco no se
olvida!”, “¡Atenco no se olvida!”, el candidato perdió el aplomo y, perseguido
por las voces de los jóvenes, se refugió en los baños, para su esquiva suerte,
los baños de mujeres. Las cámaras registraron su expresión de desconcierto y la
de quienes lo acompañaban; finalmente atinó a salir por las escaleras entre
gritos de: “¡fuera! ¡fuera! ¡fuera!”.
De ahí nació y se extendió por
las universidades y sus alrededores el imprevisto, desparpajado, inencuadrable
y desordenante movimiento de los estudiantes: primero de los 131 de la Ibero
que dieron la cara, mostraron su credencial y desafiaron a quienes pensaban,
tal vez como en Atenco, encontrar culpables para aplicarles “el uso legítimo de
la fuerza pública”; y después de todos los que, atraídos por ese gesto de
desafío, se fueron sumando como torrentera para declarar, cada uno y todos
juntos, “#YoSoy132”.
* * *
El 28 de mayo, como es sabido,
tuvo lugar el encuentro con los cuatros candidatos presidenciales en el
castillo de Chapultepec, organizado por el Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad. Las crónicas se ocuparon sobre todo de cuanto dijeron los abanderados
y mucho menos de los testimonios de las víctimas, sobre lo cual pude escribir
en estas páginas.
Quiero retomar ahora otro
registro de la reunión del castillo: el alegato desafiante y acusador de la
señora Trinidad Ramírez, en nombre del Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra de San Salvador Atenco, dirigido al candidato Enrique Peña Nieto allí
presente. Esas palabras, y la actividad tenaz de doña Trini y sus compañeros
durante años, hasta lograr la absolución por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y la liberación de los 12 presos de Atenco, en julio de 2010, declarados
inocentes de toda culpa más de cuatro años después de haber sido encarcelados,
explican bien por qué hoy, en mayo de 2012, Atenco no se olvida.
* * *
Dijo Trinidad Ramírez a Enrique
Peña Nieto en el castillo de Chapultepec:
En México, los pueblos han
aprendido a defender a la madre tierra frente al despojo de los gobiernos que
pierden los principios y la moral y se convierten en meros ejecutantes de
intereses mezquinos de empresas trasnacionales. Violan la Constitución,
humillan la voluntad de los pueblos y cometen toda clase de agravios contra la
población que se defiende y se organiza para evitar que su patrimonio y raíces
sean exterminados. Cherán, Ostula, Wirikuta, Temacapulín, La Parota y muchas
más resistencias se viven hoy en nuestro país. Todas han recibido como
respuesta represión, desprecio, asesinatos, engaños y la descalificación
sistemática. Todos los agravios en su contra han permanecido impunes.
Atenco es un botón de muestra. Y
tú, Enrique Peña Nieto, lo sabes perfectamente. Sabes que en 2001 intentaron
arrebatar nuestras tierras para la construcción de un aeropuerto. Como
resultado de la defensa legal y legítima del pueblo tuvieron que derogar el
decreto que nos despojaba.
Siendo gobernador del estado de
México, el 3 y 4 de mayo de 2006 tú ordenaste el operativo contra nuestros
pueblos. La violencia la provocó tu gobierno. A pesar de haber alcanzado un
acuerdo el día 2 de mayo, tú traicionaste y ordenaste golpear a nuestros
compañeros en Texcoco. No fue una situación fortuita, fue una venganza planeada
de tu parte. Venganza en contra del pueblo que se resistió al despojo de sus
tierras. Pretendían desaparecer al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
para apoderarse de lo que es nuestro, y hoy mantienen vigente esa amenaza.
Has repetido que fue tu decisión
la que se llevó a cabo en ese operativo, en el que fueron asesinados dos
jóvenes: Javier Cortés Santiago y Alexis Benhumea Hernández, (este último)
estudiante de la UNAM, a manos de las fuerzas que tú llamas “del orden”. Tú has
reiterado que eres responsable de lo sucedido en Atenco, donde fueron
torturadas sexualmente 46 mujeres, entre ellas cuatro extranjeras. Entonces,
Peña, eres responsable de dos asesinatos impunes, eres responsable de que una
banda de violadores siga actuando al amparo de la policía que tú creaste. Esas
son tus credenciales para intentar llegar a la Presidencia.
Además de ser ilegalmente
detenidos y bestialmente torturados, nuestros compañeros fueron encarcelados.
Moviste todos los instrumentos de tu gobierno para condenar a 112 años de
prisión a quienes defendieron la tierra. Se tuvo que llegar hasta la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que cabe aclarar que no avaló el operativo,
sino que reconoció que hubo tortura sexual y violaciones graves a los derechos
humanos. La misma Suprema Corte dictaminó la liberación de nuestros compañeros
después de cuatro años de procesos.
No fue para ti importante cuántos
hijos y esposos sufrieron la impotencia frente al agravio a sus mujeres.
Cuántas familias quedaron sin hijos, sin sus esposos y sin ingresos por los
años de persecución y cárcel que sufrieron siendo inocentes. No te importó
porque el dolor y el sufrimiento de nuestros pueblos es para ti un trofeo. Por
eso también nadie ha sido castigado por todos estos delitos, nadie de los tuyos
pisó nunca una cárcel. Los muertos, las agraviadas y los presos los puso el
pueblo.
Intentas tapar el sol con un
dedo. Ahora quieres volver a justificar tu imperdonable represión recurriendo a
la imagen del policía que fue golpeado. Te recordamos que esa reacción del
pueblo fue a consecuencia del cruel asesinato de Javier Cortés Santiago, de 14
años de edad. Las televisoras pasaron una y otra vez la escena de un hecho que
no debió ocurrir, indudablemente no debió ocurrir. Pero nunca salió en la
televisión cómo golpearon y detuvieron a nuestros compañeros, ni los
allanamientos ilegales, ni a nuestros niños rociados con gas lacrimógeno,
etcétera. Desde entonces era evidente la nefasta alianza con la manipulación de
las televisoras.
La brutalidad de tu policía no se
debió a “excesos” individuales. Lo ratifican decenas de organismos e
instituciones de derechos humanos nacionales e internacionales. La Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, el Centro Miguel Agustín Pro, Amnistía
Internacional, la ONU, la Comisión Internacional, once premios Nobel de la Paz
y la Comisión Civil Internacional de Observación de Derechos Humanos, por
mencionar algunos, coinciden en señalar el operativo Atenco, en su conjunto,
como “violaciones graves a los derechos humanos”.
Esto es lo que el PRI representa.
Ustedes tratan al pueblo y sus líderes como delincuentes. Lo hicieron en 1968 y
en 1971, en las masacres de Aguas Blancas y Acteal. No importa cuánto quieras
deslindar, ese es tu partido.
Lo que tú representas es un
gobierno prepotente y violento, incapaz de aceptar la crítica y acostumbrado a
imponerse por la fuerza y la manipulación. Tu campaña es un peligro para esta
nación, sobre todo para los pueblos y para cualquier espíritu crítico y
honesto.
No venimos a pactar, sino a
señalarte y decirte que sabemos que la justicia no vendrá de ustedes, los
represores, sino del pueblo.
* * *
Así concluyó el alegato de San
Salvador Atenco en la voz de la señora Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos
en Defensa de la Tierra, en el castillo de Chapultepec. Poco o nada musitó al
respecto Enrique Peña Nieto. ¿Qué podía decir? No hay que olvidar que en la
represión de Atenco participó también la Policía Federal por órdenes del
entonces presidente Vicente Fox, hoy aliado de Enrique Peña Nieto. El abogado
Leonel Rivera, defensor de Atenco, declaró entonces a Emir Olivares y Blanche
Petrich (La Jornada, 5 de mayo de 2006):
“Desde que la movilización
popular frustró el proyecto del aeropuerto internacional para defender sus
tierras, hace tres años, estaba pendiente un ajuste de cuentas por parte de
quienes, dentro de los círculos del presidente Vicente Fox y el ex gobernador
Arturo Montiel, perdieron negocios por muchos miles de millones de dólares.
Estos intereses no iban a perdonar a los campesinos. Y el miércoles se la
cobraron”.
Está claro, entonces, por qué hoy
Atenco no se olvida. #
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