05 de abril de 2010
Foto: Reforma
El incidente sería banal y ridículo si no fuera tan amenazante y peligroso. No podemos pasarlo por alto.
El 27 de marzo el titular “Desencapuchan al subcomandante Marcos” encabezó la primera plana de Reforma. Firmada por el equipo editorial, la nota mostró fotografías de rostros descubiertos, uno de los cuales sería el del subcomandante Marcos, acompañadas de “información estratégica” sobre el zapatismo que un supuesto desertor habría entregado al periódico.
La persona “desencapuchada” es Leuccio Rizzo, un ciudadano italiano conocido por diversas organizaciones chiapanecas, quien denunció ya la irresponsabilidad del periódico al usar calumniosamente su rostro. La nota misma es un engendro sin pies ni cabeza. A la grosera mentira que presenta a Leuccio como Marcos se agrega la mezcla de imágenes de hace más de 10 años con algunas recientes, la presentación de informaciones bien conocidas como si fueran novedad y la divulgación de datos equivocados que hasta un reportero principiante hubiera podido desenmascarar.
Reforma presume de sólida capacidad profesional. Pretende verificar con rigor cuanto publica. Esta nota demuestra lo contrario: parece de un pasquín mercenario de quinta. No sólo contiene distracciones garrafales, como la que confunde el País Vasco con ETA. Hay increíble desinformación, contradicciones flagrantes, datos enteramente obsoletos. Todo cae por su propio peso al desvanecerse la supuesta identificación del subcomandante Marcos del encabezado.
Pueden decirse muchas cosas de Reforma, pero no cabe atribuirle inocencia o ingenuidad. Con esta nota falsa y malévola ha contribuido con entusiasmo a una maniobra sucia, que forma parte de la campaña cada vez más intensa que realiza el gobierno contra los zapatistas, tanto en la forma activa de agresiones paramilitares y hostigamiento constante como en la indirecta de la desinformación continua –a la que se suma ahora un centenar de periódicos que en el mundo entero reprodujeron lo publicado por Reforma. Medios destacados, algunos de bien ganado prestigio, caen en el amarillismo irresponsable de este medio, ratificado en la indecente arrogancia con la que trató la aclaración de Leuccio Rizzo.
Estamos en el mismo nivel infame de la celada de Zedillo, el 9 de febrero de 1995, cuando organizó junto con los medios una campaña de exterminio de los zapatistas que la presión de la sociedad civil convirtió en su contrario: la Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas. Esta ley protege aún al zapatismo, pero los tres niveles de gobierno la violan continuamente, junto con la Constitución, a medida que se extiende el estado de excepción no declarado que vivimos.
Se ha puesto de nuevo en circulación, en estos días, un video que responde puntualmente a las “revelaciones” de Reforma. El subcomandante anuncia ante la cámara que mostrará una fotografía suya sin pasamontañas y luego se lo quitará. Muestra en seguida un espejo –en el que nos vemos todos– y empieza a quitarse el pasamontañas. Cuando éste se levanta por completo aparece la cara de un niño y tras él, en rápida sucesión, personas de todos los colores, tamaños y sabores que se van quitando sus pasamontañas.
No se trata de algo nuevo: circula desde 2008 en youtube.com/watch? v=qRnoJt7PTDE. Pero es una respuesta eficaz a la campaña tendenciosa que pretende reducir el zapatismo a Marcos y “revela” su “identidad” –un nombre o una cara. Marcos nació el primero de enero de 1994 y así surgió la oportunidad de que lo fuéramos todos: de que pudiéramos cobijar bajo ese nombre nuestra dignidad y que hiciéramos de ella bandera de la transformación.
Primero fueron los indígenas, pero como yo no era indígena, no me importó; después fueron los campesinos, pero como yo no era campesino, tampoco me importó; luego fueron los obreros –mineros, electricistas, otros–, pero como yo no era obrero tampoco me importó; más tarde fueron los homosexuales, pero como yo no era homosexual, tampoco me importó; ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde.
Uso conscientemente esta paráfrasis de unas frases de Niemöller que se han vuelto clásicas. No estamos ante la tradición fascista, contra la cual él las formuló en 1946, pero lo que tenemos enfrente puede ser peor. Personajes sin principios, en los medios y el gobierno, asocian sus “judíos” con clases enteras de personas que consideran inferiores. Quieren someter a todos por la fuerza de las armas y de los medios. Con el pretexto del narcotráfico militarizaron ya el país y preparan ahora a la opinión pública para la extensión final del estado de excepción.
Sólo haciéndonos Marcos podemos detenerlos, antes de que sea demasiado tarde.
Contrainsurgencia: yo no lo sé de cierto... lo supongo
Magdalena Gómez
Martes 30 de marzo de 2010
La evocación al poeta Jaime Sabines no se refiere al amor, sino que parafrasea la etapa actual de la guerra desatada contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Las noticias que han llegado de Chiapas en los meses recientes nos hablan de crecientes conflictos, aparentemente “sociales”, entre fuerzas antagónicas a las bases zapatistas en las juntas de buen gobierno, cuyo eje es la recuperación de las tierras ocupadas desde 1994, y en los que los gobiernos federal y estatal aparecen como “falsos mediadores”.
Por aquellos años el gobierno federal destinó recursos para indemnizar a quienes se ostentaban como propietarios sin que jamás se presentara un informe claro respecto de los sobreavalúos que fueron cubiertos. Eran los días, se suponía, que se estaba abriendo el camino para el diálogo y atender las causas justas que dieron origen al conflicto armado en Chiapas.
A finales del año pasado se presentaron diversas situaciones (¿premonitorias). Por una parte se anunció que se legislarían las juntas de buen gobierno a petición de algunos de sus “representantes”; sin embargo, éstas denunciaron de inmediato que no conocían a los supuestos voceros y que no tenían interés en ser reconocidos, pues ya habían pasado por la experiencia de 2001, cuando los tres poderes dieron portazo al diálogo.
Los días siguientes corrió el rumor en Chiapas de que el EZLN preparaba un enfrentamiento armado, y semanas después, casi al terminar ese año, el gobernador Sabines presentó una iniciativa de ley sin consulta previa, contraria a algunos instrumentos internacionales en materia indígena, la cual fue aprobada, pero, ante las reacciones en contra se decidió que el gobierno no la promulgara; todo pasó en silencio, no la vetó exponiendo razones. ¿Cuáles podía alegar si era suyo el proyecto? Simplemente la “congeló”.
Sin embargo, las erráticas maniobras oficiales sobre la relación con las bases zapatistas no auguran que se llegue a buen puerto y, en cambio, la tensión se incrementa, por lo que especialmente en Europa se han desplegado campañas de solidaridad con los zapatistas en las semanas recientes, mientras que en México estamos virtualmente saturados ante tanto conflicto que se vive en todo el país y no se ha prestado la debida atención a la situación de Chiapas.
Que la dirigencia zapatista esté en silencio y el calderonismo los haya omitido en el discurso público, no significa que el aparato de inteligencia del Estado se inmovilice.
Es de suponer que de su trabajo sucio provenga el material que el pasado 27 de marzo el periódico Reforma, cual cereza de pastel envenenada e irresponsabilidad manifiesta, dedicó sus ocho columnas al EZLN y en especial al subcomandante Marcos, y esta vez el asunto cobra dimensiones sumamente peligrosas.
A partir de un escrito de un supuesto desertor del que publican una parte, pues anuncian que tiene 83 páginas, enfatizan el armamento con que cuentan los zapatistas y dan cifras sobre los recursos financieros que reciben, afirmando de forma temeraria que provienen de ETA. Junto con ello, publican una foto que atribuyen al subcomandante Marcos sin capucha y de una serie de personas que, según afirman, formarían parte de la estructura de esa organización.
Por otra parte, ¿qué podemos suponer que hay detrás al vincular al zapatismo con una organización como ETA? ¿Por qué se omite el deslinde público que el sup Marcos hizo respecto de toda forma de terrorismo, “venga de donde venga”, en un conflictivo intercambio de misivas con la propia ETA? (La Jornada, 9/12/02).
Por lo pronto, esta acusación también criminaliza a las organizaciones no gubernamentales europeas que han venido apoyando económicamente a las juntas de buen gobierno y esto las coloca en la mira del Estado español.
El asunto no es menor, ya que de inmediato se evoca aquel 9 de febrero de 1995, sólo que esta vez no sabemos si el golpe será sólo mediático o si es un anuncio previo de acciones mayores del Estado, lo cual no podemos descartar.
Es de suponer que la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) justifique su razón de ser e indague con los organismos de seguridad nacional y dé a conocer el transfondo de este golpe mediático. Que los zapatistas cuenten con armas no es noticia, el hecho relevante es que han respetado el cese al fuego desde 1994. La aún vigente Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas le reconoce esa índole al EZLN; justamente si el diálogo hubiese fructificado la fase final sería el desarme, pero tal proceso está suspendido, pues formalmente sólo correspondería a la Cocopa la declaración de que se ha roto. Por ello es importante enfatizar en este momento que el zapatismo continúa protegido legalmente. Ojalá el calderonismo no se equivoque y el movimiento social en México reaccione a tiempo para impedirlo. Es urgente volver los ojos a Chiapas en estos días no tan santos. En todo caso, nuestro silencio será cómplice.
Magdalena Gómez
Martes 30 de marzo de 2010
La evocación al poeta Jaime Sabines no se refiere al amor, sino que parafrasea la etapa actual de la guerra desatada contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Las noticias que han llegado de Chiapas en los meses recientes nos hablan de crecientes conflictos, aparentemente “sociales”, entre fuerzas antagónicas a las bases zapatistas en las juntas de buen gobierno, cuyo eje es la recuperación de las tierras ocupadas desde 1994, y en los que los gobiernos federal y estatal aparecen como “falsos mediadores”.
Por aquellos años el gobierno federal destinó recursos para indemnizar a quienes se ostentaban como propietarios sin que jamás se presentara un informe claro respecto de los sobreavalúos que fueron cubiertos. Eran los días, se suponía, que se estaba abriendo el camino para el diálogo y atender las causas justas que dieron origen al conflicto armado en Chiapas.
A finales del año pasado se presentaron diversas situaciones (¿premonitorias). Por una parte se anunció que se legislarían las juntas de buen gobierno a petición de algunos de sus “representantes”; sin embargo, éstas denunciaron de inmediato que no conocían a los supuestos voceros y que no tenían interés en ser reconocidos, pues ya habían pasado por la experiencia de 2001, cuando los tres poderes dieron portazo al diálogo.
Los días siguientes corrió el rumor en Chiapas de que el EZLN preparaba un enfrentamiento armado, y semanas después, casi al terminar ese año, el gobernador Sabines presentó una iniciativa de ley sin consulta previa, contraria a algunos instrumentos internacionales en materia indígena, la cual fue aprobada, pero, ante las reacciones en contra se decidió que el gobierno no la promulgara; todo pasó en silencio, no la vetó exponiendo razones. ¿Cuáles podía alegar si era suyo el proyecto? Simplemente la “congeló”.
Sin embargo, las erráticas maniobras oficiales sobre la relación con las bases zapatistas no auguran que se llegue a buen puerto y, en cambio, la tensión se incrementa, por lo que especialmente en Europa se han desplegado campañas de solidaridad con los zapatistas en las semanas recientes, mientras que en México estamos virtualmente saturados ante tanto conflicto que se vive en todo el país y no se ha prestado la debida atención a la situación de Chiapas.
Que la dirigencia zapatista esté en silencio y el calderonismo los haya omitido en el discurso público, no significa que el aparato de inteligencia del Estado se inmovilice.
Es de suponer que de su trabajo sucio provenga el material que el pasado 27 de marzo el periódico Reforma, cual cereza de pastel envenenada e irresponsabilidad manifiesta, dedicó sus ocho columnas al EZLN y en especial al subcomandante Marcos, y esta vez el asunto cobra dimensiones sumamente peligrosas.
A partir de un escrito de un supuesto desertor del que publican una parte, pues anuncian que tiene 83 páginas, enfatizan el armamento con que cuentan los zapatistas y dan cifras sobre los recursos financieros que reciben, afirmando de forma temeraria que provienen de ETA. Junto con ello, publican una foto que atribuyen al subcomandante Marcos sin capucha y de una serie de personas que, según afirman, formarían parte de la estructura de esa organización.
Por otra parte, ¿qué podemos suponer que hay detrás al vincular al zapatismo con una organización como ETA? ¿Por qué se omite el deslinde público que el sup Marcos hizo respecto de toda forma de terrorismo, “venga de donde venga”, en un conflictivo intercambio de misivas con la propia ETA? (La Jornada, 9/12/02).
Por lo pronto, esta acusación también criminaliza a las organizaciones no gubernamentales europeas que han venido apoyando económicamente a las juntas de buen gobierno y esto las coloca en la mira del Estado español.
El asunto no es menor, ya que de inmediato se evoca aquel 9 de febrero de 1995, sólo que esta vez no sabemos si el golpe será sólo mediático o si es un anuncio previo de acciones mayores del Estado, lo cual no podemos descartar.
Es de suponer que la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) justifique su razón de ser e indague con los organismos de seguridad nacional y dé a conocer el transfondo de este golpe mediático. Que los zapatistas cuenten con armas no es noticia, el hecho relevante es que han respetado el cese al fuego desde 1994. La aún vigente Ley para el Diálogo, la Negociación y la Paz Digna en Chiapas le reconoce esa índole al EZLN; justamente si el diálogo hubiese fructificado la fase final sería el desarme, pero tal proceso está suspendido, pues formalmente sólo correspondería a la Cocopa la declaración de que se ha roto. Por ello es importante enfatizar en este momento que el zapatismo continúa protegido legalmente. Ojalá el calderonismo no se equivoque y el movimiento social en México reaccione a tiempo para impedirlo. Es urgente volver los ojos a Chiapas en estos días no tan santos. En todo caso, nuestro silencio será cómplice.
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