miércoles, 26 de octubre de 2011

Wirikuta bajo el acecho transnacional


Wirikuta: 
El corazón de la vida bajo el acecho transnacional. 
Primera parte
México subterráneo
12 octubre, 2011
Fuente: AGENCIA SUBVERSIONES


Hace una década un maraka´ame (cantador) compartió para su pueblo la revelación de un sueño que tuvo en Wirikuta[1]  en el cual, veía como “las entrañas de la Madre Tierra estaban siendo desgarradas y su vientre era rasgado y pisoteado”.

Lo que fuera la visión que un maraka´ame tuvo hace diez años ahora toma fuerza en la amenaza real que enfrenta el territorio sagrado de Wirikuta, lugar que hoy quiere ser alcanzado por el extractivismo voraz del neoliberalismo, que en nombre del desarrollo obediente a las políticas globales del mercado, ha decido operar su maquinaria de destrucción en Wirikuta considerada para los wixaritari (huicholes) “pilar fundamental de la vida y del universo”.

Foto editada: Salvemos Wirikuta http://salvemoswirikuta.blogspot.com/

Kauyumaritsie también conocido como El Bernalejo o el corazón de Wirikuta, es uno de los sitios sagrados que se encuentran dentro de la extensión de 140 mil 211 hectáreas que comprende el área geográfica de Wirikuta,  hoy amenazada por la empresa minera Golondrina S.A. de C.V., filial de la empresa canadiense West Timmins Mining, que busca explotar oro con el método de tajo a cielo abierto en este territorio.

En días recientes tal amenaza fue anunciada por habitantes de la comunidad de las Margaritas ubicada en el municipio de Catorce. Según fuentes oficiales hasta el momento las vetas de oro que dicha empresa pretende aprovechar se encuentran dentro de los lotes mineros denominados “La Lira” y “El Bernalejo” con 77. 63 y 37.88 hectáreas respectivamente, que además de ubicarse en el corazón de Wirikuta también se encuentran dentro de la zona de “cacería de peyote” del pueblo wixárika (huichol), particularmente de Ta tei kie, San Andrés Coamiata.

Lo anterior sumado a la amenaza de explotación de plata que la empresa canadiense First Majestic Silver Corp, a través de Minera Real Bonanza S.A. de C.V. y Minera Real de Catorce, S.A. de C.V., pretende llevar a cabo en 6 mil 678 hectáreas que comprenden las 22 concesiones adquiridas en 2009[2], representa una seria agresión para el pueblo wixárika que ha visto vulnerados sus derechos fundamentales como el derecho a la consulta, a la preservación de su cultura y prácticas tradicionales, y el derecho a decidir sobre su territorio.

Wirikuta es el lugar donde el pueblo wixárika (huichol) ha peregrinado desde tiempos inmemoriales para recrear los pasos que dieran sus antepasados en la creación del mundo y del universo. Ella “es matriz de la lluvia y de la fertilidad” y el lugar donde nació el sol, así lo aseguran los wixaritari (huicholes), que verían devastada su cultura en caso de que cualquier empresa minera comenzara a operar en este territorio.

Además de contar con un Plan de Manejo del Área Natural Protegida que prohíbe la actividad minera en la mayor parte de este territorio; por su valor ancestral y riqueza cultural Wirikuta fue declarada en 1994 Área Natural Protegida y Patrimonio Histórico y Cultural por el gobierno de San Luis Potosí y en 1999 fue sumada por la UNESCO a la red de los 14 sitios sagrados más importantes del mundo siendo candidata también para obtener el nombramiento de patrimonio de la humanidad.

Al consentir la intervención del cualquier empresa minera además de desconocer dichos nombramiento, el gobierno federal está violando tratados y convenios internacionales como el 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos;  así como la ley de Consulta Indígena del estado de San Luis Potosí.

Ante tal situación en un acta emitida en la décima reunión del Consejo Regional Wixárika en Defensa de Wirikuta[3] el 9 de abril del presente año, el pueblo wixárika se pregunta: ¿de qué sirven entonces, los acuerdos, los decretos, los planes de manejo, y las palabras de Felipe Calderón vestido de wixárika prometiendo la protección de nuestros lugares sagrados a la hora de firmar el pacto Hauxamanaka hace apenas dos años?[4], donde además le recuerdan al gobierno su “obligación constitucional histórica y moral” de respetar el patrimonio fundamental de todos los mexicanos y de la humanidad.

Foto: Colectivo 3.1416


La responsabilidad de los gobiernos en la protección y promoción de los derechos indígenas, así como de sus prácticas sociales, culturales, religiosas y espirituales bajo el respeto irrestricto a sus territorios, instituciones y formas tradicionales de organización, son algunos de los ejes que atraviesan los artículos de los documentos citados, reivindicados también en los Acuerdos de San Andrés Larrainzar firmados en 1996 por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, siendo el derecho a la consulta y el respeto a la cultura y a  los territorios indígenas, los temas centrales que guían los principales reclamos que el pueblo wixárika hace al gobierno mexicano.

No obstante, en la respuesta dada por el gobierno federal el 19 de julio de este año al Relator Especial de la Organización de Naciones Unidas, James Anaya, asignado para revisar el caso de Wirikuta[5], queda descubierta la violación tácita a estos derechos ya que es imposible hablar  de un consentimiento “libre, previo e informado”[6] cuando la empresa minera no cuenta siquiera con un estudio de impacto ambiental en la región, ni con un proceso real de consulta  que las respalde.

Así,  en vez de escuchar y respetar la voz de las asambleas, autoridades tradicionales y  decisiones comunales; el gobierno mexicano a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), le apuesta a una campaña de simulación y “división artificial”[7] que en un supuesto afán por defender Wirikuta vaya abriendo cancha a los intereses de las empresas mineras.

Bajo esta lógica el pasado mes de agosto la CDI junto con la Reforma Agraria y la presencia de algunos integrantes del pueblo wixárika manipulados por estas instituciónes, se dieron cita en Wirikuta para llevar a cabo la georeferenciación de los sitios sagrados y demandar al gobierno “que se respeten esos kilómetros cuadrados de territorio medido con exactitud, para salvaguardar la vida del pueblo wixárika”[8],  lo cual es un hecho grave que además de violentar la concepción que los pueblos indígenas tienen de sus territorios y su integralidad, y pasar por encima de la voluntad del Consero Regional Wixárika que había exigido se cancelaran dichas mediciones; es una acción que se traduce en un intento por terminar de armar el montaje que permitiría que cualquier empresa minera pudiera explotar la región, legitimándose con el uso manipulado del discurso de protección de los sitios sagrados.

Para el pueblo wixárika, Wirikuta es una totalidad y aclaran que “del sur al norte, la sierra es un conjunto de kaka´yarixi o antepasados fundamentales y manantiales imprescindibles para la lluvia y la fertilidad de nuestro país”[9]. Así, violentar Wirikuta implica un costo para toda la humanidad, tal como lo advierten los wixaritari en una carta entregada a la presidencia el 9 de mayo del presente año, donde denuncian “el intento de desaparición forzada de todo un pueblo, el pueblo wixárika”.

Wirikuta: La riqueza ancestral

Reunax, es el nombre en wixárika que refiere al lugar donde comenzó la vida, es  ahí en el Cerro del Quemado donde hace cientos de años llegó el maxa, el venado[10],  que con sus cuernos elevaría al sol a los cielos para liberar al mundo de la oscuridad de la noche. Es ahí en Wirikuta donde comenzó todo, donde nacería la luz que iluminaría la vida en el planeta y uno de los pilares donde ésta se sostiene.

En la peregrinación a Wirikuta los wixaritari recrean el transitar de sus antepasados recogiendo a cada paso su memoria guiados por los maraka´ate, cantadores dedicados a proteger el sol y procurar que éste permanezca alejado de la tierra y que así no pueda ser atacado por la serpiente de dos cabezas que amenaza al mundo con devolverlo a la oscuridad. Tatewari, el abuelo fuego, guió a los antepasados de los wixaritari al amanecer y  fue gracias a él que los xukurikate[11] llegaron al Cerro del Quemado, lugar donde nació el sol.

Es ahí en Wirikuta donde se  hallan los manantiales sagrados de Tanana, Maza+ Tek+, Maza+ Hata cuya agua fuera la que bebieran y sacralizaran las antiguas generaciones de peregrinos; y en donde cada año tras una peregrinación de aproximadamente 500 kilómetros llegan los wixaritari desde la Sierra Madre Occidental[12] al desierto de Real de Catorce en San Luis Potosí, para recrear el ciclo de la vida y culminar sus rezos en el Reunax+.

Es ahí en Wirikuta donde crece el híkuri, corazón de los antepasados conocido como el peyote, planta sagrada representativa de la cultura wixárika en torno a la cual cada año, entre cantos y danzas que penetran en la tierra y se elevan a los cielos a través de las plumas del águila, los maraka’ate (cantadores) dialogan y acuerdan con los antepasados para que juntos sigan construyendo la fecundidad de la tierra y permitan que en ella germine el maíz. Eso es lo que pasa en la fiesta del peyote, hikuri neixa, espacio de danza vestido de canto y oración donde los peyoteros guían los pasos de los danzantes hacia los cinco puntos cardinales saliendo del centro del universo,  el fuego,  para después regresar a él.

Para los wixaritari el mundo se sostiene a partir del equilibrio que se logra en la relación opuesta, pero fundamental, entre el día y la noche, donde Reutari y Reunar+ representan respectivamente, el inframundo, el reino de la oscuridad y la muerte, y el cielo, lugar de luz y de vida. Esta dualidad es uno de los puntos cardinales del “mapa cosmogónico”[13] que rige el universo huichol, dualidad que se consuma ahí en Wirikuta, lugar donde los primeros peregrinos provenientes del mar llegaron en busca de la vida para encontrarla.

“Nada se veía y todo era muy oscuro, y como nadie se veía no había nada, ni piedras ni nada, porque no se veía nada. Entonces ahí estaban los antepasados de nosotros, pero en el agua. Entonces el agua se empezó a hacer poquita y más poquita, y en Haramara unos antepasados salieron del mar para caminar; eran los primeros que fueron a la peregrinación, los xukurikate, porque querían encontrar su vida”[14]
Wirikuta guarda en sus tierras el instante culminante de la creación, no obstante, cada momento de ésta, desde que los peregrinos salen del centro Te´akata (el fuego) pasando por Haramara (Nayarit), Xapawilleme (Jalisco), Hauxamanaka (Durango), hasta llegar a Wirikuta (San Luis Potosí), guarda su trascendencia en el universo mítico y ancestral que da forma y sentido a la ritualidad cotidiana de los wixaritari, a sus formas tradicionales de organización, a su ciclo festivo y agrícola, pero también a la propia existencia de la vida y del universo.

Toño pintando un águila durante la Caravana al Sur por la Paz con Justicia y Dignidad.

Tal ritualidad es desde la cual ellos conciben la vida y donde se desprenden y mantienen todas sus relaciones orgánicas como cultura. Su caminar como pueblo cobra sentido en esta relación y vínculo vivo que mantienen con el origen y con los antepasados, con quienes los maraka´ate, haciendo uso del muwieri (instrumento de sus rezos), guardan una comunicación íntima con ellos a través de sus sueños, ofrendas, danzas, cantos y sacrificios, que se vuelven el vínculo de esta relación sagrada de la cual depende el estar y permanencia de los wixaritari como pueblo y cultura viva.

La peregrinación a Wirikuta no comienza ni termina en ella, pero es ahí donde todo vuelve a empezar, donde los wixaritari renacen desde el centro de sus mitos y en el retorno a su origen, en un dialogó intimo con el desierto donde renombran la realidad y la liberan de sus conceptos, la intervienen para dejarla fluir en medio de un ritual de purificación y liberación donde los peregrinos se confiesan ante el grupo para una vez purificados pueda entrar al “lugar del híkuri” y no corran el riesgo de enloquecer y no poder salir de la oscuridad para encontrar la luz que ilumine al mundo.

T+karipa, la noche y Tukaripa, el día; son las representaciones míticas a partir de las cuales los wixaritari entienden los dos momentos de la creación. La noche, como el gran diluvio que inundara todo y trajera la oscuridad, relacionada con la temporada de lluvias, y el día como el momento en el que mundo se solidifica para dar paso a la vida. T+karipa, es el preludio de la existencia, cuando se deposita la semilla en la tierra sin saber si esta germinará y nacerá, es el momento de la incertidumbre que termina cuando llega Tukuripa, la temporada de seca, para anunciar el regreso del sol; y la existencia, antes inmadura, ahora resplandece para reafirmarse ante el cosmos. Ese es el tiempo de la cosecha, el tiempo de la vida.

Entender Wirikuta implica sumergirse en la complejidad del cosmos y de aquellos elementos  que interactúan simbólicamente, para ampliar nuestra visión del mundo que adquiere nuevos significados al mirar el peregrinar del pueblo wixárika como la extensión de los pasos de los antepasados,pero sobre todo, como la extensión de su lucha por la vida.

PROXIMAMENTE SEGUNDA PARTE:  Wirikuta: La historia de la mineria y el presente de su devastación

[1] Wirikuta es un territorio ubicado en el estado de San Luis Potosí en la sierra de Catorce y el bajío en los municipios de Charcas, Villa de la Paz, Villa de Ramos, Zacatón, Catorce, Matehuala y Villa de Guadalupe.
[2] Para más información sobre el proyecto minero de la empresa First Majestic Silver Corp denominado ”La Luz” consultar en:  http://www.firstmajestic.com/s/LaLuz.asp 
[3] El Consejo Regional Wixárika en Defensa de Wirikuta es una organización regional conformada por los gobiernos tradicionales y agrarios de las comunidades de Bancos de San Hipólito, Santa Catarina y San Sebastián, que son tres de las cuatro comunidades que conforman al pueblo wixárika, asentado en los estados de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas.
[4] Pronunciamiento de la décima reunión del Consejo Regional Wixárika en Defensa de Wirikuta con fecha del 9 de abril del 2011. Para más información consultar en:  http://frenteendefensadewirikuta.org/PDF/Pronunciamiento-de-la-Rivera-Aceves-09y10abril.pdf
[5]“México:  situación del supuesto otorgamiento de concesiones mineras en la región de Wirikuta, Real de Catorce, San Luis Potosí, donde se encuentran sitios sagrados del pueblo wixárika (huichol)” por James Anaya, Relator Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, para más información consultar en: http://unsr.jamesanaya.org/esp/casos-2011/08-mexico-situacion-del-supuesto-otorgamiento-de-concesiones-mineras-en-la-region-de-wirikuta-real-de-catorce-san-luis-potosi-donde-se-encuentran-sitios-sagrados-del-pueblo-wixarika-huichol
[6] El artículo 19 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas dice que: Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los pueblos indígenas interesados por medio de sus instituciones representativas antes de adoptar y aplicar medidas legislativas o administrativas que los afecten, a fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado. Para ampliar la información consultar en:   http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/es/drip.html
[7] “La CDI”, apunta el Consejo “ha estado manipulando el escenario social y ha sembrado una división artificial entre comunidades. Sin embargo, en lo referente al tema de la minera, todos los wixárika compartimos los objetivos de defensa integral de Virikuta y haremos uso de todos los recursos necesarios para detener este devastador proyecto minero, valiéndonos de recursos jurídicos nacionales e internacionales así como de las acciones de resistencia civil y pacífica que sean necesarias. Cita tomada de artículo publicado el 8 de octubre de 2011 en la revista Ojarasca:  http://www.jornada.unam.mx/2011/10/08/oja-tenazas.html
[8] Para ampliar la información consultar en: http://www.puebloindigena.com/pueblo-wixarika/57-wirikuta/176-wixaritari-se-reuniran-en-wirikuta-san-luis-potosi.html
[9] Pronunciamiento de la décima reunión del Consejo Regional Wixárika en Defensa de Wirikuta con fecha del 9 de abril del 2011. Para más información consultar en: http://frenteendefensadewirikuta.org/PDF/Pronunciamiento-de-la-Rivera-Aceves-09y10abril.pdf
[10] El venado es una de las deidades más veneradas  ya que es considerado en la cultura huichola como hijo de Tawewiekame (Nuestro Padre Sol).
[11] También nombrados Tayau Teuxima, jicareros que salen del mar, quienes antes de llegar a Wirikuta,  no tenían aún la condición de humanos y eran más bien, lobos, serpientes, tigres, ágilas,  y demás fauna que en la actualidad los huicholes veneran. Gutierrez, Arturo. La peregrinación a Wirikuta: El gran rito de paso de los huicholes. INAH Universidad de Guadalajara, México 2002, p. 39
[12] El pueblo Wixárika habita en los municipios de Mezquitic y Bolaños, al norte del estado de Jalisco, en La Yesca y el Nayar, en el estado de Nayarit, El Mezquital, en Durango y Valparaíso, en Zacatecas.
[13] Los lugares que los mara´akate sintetizan del macrocosmos a su microcosmos verbal y ritual son los siguientes: a) al oriente wirikuta, en el desierto de San Luis Potosí; b) arriba de Wirikuta, Reunari (el cielo o lo de arriba); c) el poniente Reutari, la puerta de entrada al inframundo; d) debajo de Reunari, en el occidente, Haramara; e) al sur, Xapawilleme, en una isla de la laguna de Chapala denominada Del Alacrán, donde se desató el gran diluvio que inundó todo el mundo, del que se salvó Watakame antepasado mítico de los huicholes que dio origen a los wixaritari ; f) al norte Hauxamanaka, El Cerro Gordo –en Durango- , lugar al que los Huicholes conciben como “el Joven de la madre flotante” donde atracó la barca de Watakame, y al que la mitología huichola identifica como el primer lugar seco después del diluvio; g) al centro, en la región huichola Te´a kata, donde nació el fuego; es el sitio donde, según los wixaritari, también están las comunidades, es decir, la tierra y los hombres. Gutierrez, Arturo. La peregrinación a Wirikuta: El gran rito de paso de los huicholes. INAH Universidad de Guadalajara, México 2002, p.  54
[14] Idem., p.  40

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