martes, 21 de abril de 2009

A diez años. Una mirada en el presente Parte 3

El teatro de Barnés
Por Tlilcoatl
Después de que Barnés presentó su plan de cuotas voluntarias a principios de Junio, con la intención de dividir al movimiento y acabar la Huelga mediante la devolución de las instalaciones sin la resolución de las demandas del pliego petitorio de los estudiantes, se hizo evidente que éste surgió no sólo como una reacción a la estrategia de exclusión económica de la población estudiantil que quisiera estudiar en la Universidad, sino que se conformó y se consolidó a través de demandas más amplias contenidas en dos grandes temas: La Universidad pública y gratuita como base del proyecto educativo nacional y en contra de los planes privatizadores de la educación y la democratización de la vida interna de la Universidad, regida por un aparato elitista y decimonónico que responde a los intereses de los grupos políticos nacionales. Por tanto, el intento de Barnés de establecer la voluntariedad de las cuotas no reconocía las exigencias del movimiento estudiantil y correspondía más bien al cambio de estrategia de las autoridades, consistente en generar consenso alrededor de rectoría para la devolución de las instalaciones sin el cumplimiento del pliego petitorio del CGH.

Este consenso lo trato de conseguir mediante el apoyo de grupos de académicos, ciertos grupos de la sociedad y de la clase política gobernante a nivel federal y del Distrito Federal, que veían en el establecimiento de las cuotas voluntarias la solución al conflicto, sin reparar en que éstas seguían vigentes, eliminando el carácter gratuito de la educación. Por tanto, decide montar una gran obra de teatro que ataque, desgaste y divida al movimiento mediante varios frentes.

Es así que a mediados de Junio se dan manifestaciones públicas en contra de la Huelga estudiantil, comandada por un grupo denominado "Comité Universitario por la Defensa de la Universidad y la Devolución de las Instalaciones", el cual se manifiesta con la participación de personas ligadas a la Universidad y con la contratación de personas ajenas a ésta, para manifestarse en puentes peatonales, colgando mantas con la petición de tocar el claxon de los automóviles para manifestar su oposición a las demandas estudiantiles. A estas medidas seguirían manifestaciones públicas en lugares como El Ángel de la Independencia de un grupo denominado “Las damas de blanco”, el cual daba su apoyo al rector Barnés desconociendo las demandas estudiantiles, reduciendo el conflicto universitario a un problema de carácter económico.

Quizá la que atrajo más la atención de los medios fue la manifestación oficial que el rector Barnés organizó el día 24 de junio en la Plaza de Santo Domingo, en la que ante académicos, autoridades y uno que otro universitario reiteró su negativa a la abrogación de las reformas de 1997 y a la realización de un Congreso Universitario para transformar la estructura de gobierno de la UNAM.


En este consenso que Barnés intentaba generar alrededor de su propuesta no podía faltar la manifestación del gobierno federal, a cargo de Ernesto Zedillo, quien el día 6 de julio exigió al CGH el levantamiento de la Huelga y la devolución de las instalaciones a las autoridades universitarias, dando a entender que la paciencia del gobierno se podía agotar. Dos días más tarde, Jorge Madrazo Cuellar, procurador general de la República en el gobierno de Zedillo, dice que esa dependencia ayudaría a recuperar las instalaciones cuando las autoridades universitarias lo pidan.

La estrategia preparada por Rectoría debía tener sustento legal, y fue en este contexto que el día 12 de julio los juristas universitarios Raúl Carrancá y Rivas e Ignacio Burgoa Orihuela presentan denuncia penal ante la PGR en contra de los estudiantes participantes en el movimiento de huelga, a los que acusan de "despojo" y manifiestan que éste se persigue de oficio, pidiendo 11 años de prisión para los "acusados". Al tiempo, esta denuncia serviría como pretexto para que la Policía Federal Preventiva del gobierno federal invadiera las instalaciones universitarias (Ciudad Universitaria, los CCH’s y las Prepas), desalojara y encarcelara a los estudiantes en Huelga el 6 de febrero del año 2000.

Sin embargo, la simulación mayor de rectoría fue aparentar disposición al diálogo con el CGH. Éste, en su asamblea celebrada el día 26 de junio en la ENEP Iztacala, acordó reunirse con la comisión de rectoría el 29 de junio en la Cámara de Diputados sin condiciones, día en el que acude a las instalaciones del Congreso donde se proponía establecer un encuentro para el diálogo, pero a las 16 horas, ante 2000 estudiantes que esperaban afuera de las instalaciones, se informa Rectoría no establecería el dialogo ya que aceptaba sólo 13 delegados de 120 que el CGH aprobó; por supuesto Rectoría culpo de la situación a los estudiantes en Huelga.

Para el día 30 de junio el CGH acude a la Plaza de Santo Domingo, pero la comisión de las autoridades nunca llegó. Aún así, el CGH ratificó su voluntad de diálogo, a lo cual Rectoría respondió que sería a puerta cerrada, los medios de comunicación no podrían grabarlo ni transmitirlo en vivo y bajo un formato específico de tres puntos: levantamiento de la huelga y entrega voluntaria de instalaciones, condiciones de amnistía y recuperación de actividades académicas. A esta propuesta rectoría brindó el carácter de “resolutiva”. Si quería alejar la posibilidad de pronta solución negociada, la estrategia avanzaba de forma puntual.

Ya para el día 5 de julio se reunieron la Comisión de Encuentro y el CGH en el Palacio de Minería en presencia de los medios informativos; la comisión de rectoría señala al CGH que no va a cambiar nada sobre el Ceneval y las Reformas del 97, además de señalar que “las condiciones están dadas para el levantamiento de la huelga”, a lo que el CGH respondió que este punto no estaba a discusión. El teatro de Rectoría se prolongó hasta el día 18 de julio, cuando las autoridades rompen el diálogo decidiendo no presentarse más a la sede del Palacio de Minería, aduciendo que los “paristas” no querían avanzar ni llegar a ningún acuerdo… de los puntos que ellos habían agendado, es decir, terminar con el movimiento de huelga sin la solución de los puntos del pliego. Al día siguiente El CGH acude al Palacio de Minería sin la asistencia de la Comisión de Encuentro

Por su parte, en los dos meses que siguieron a la propuesta de Barnés de establecer cuotas voluntarias, el Consejo General de Huelga continuó su estrategia de movilización e inclusión de la sociedad en el conflicto a través de manifestaciones y marchas en varias ocasiones. Entre ellas contamos la conmemoración el 10 de junio del jueves de corpus de 1971, con una marcha que salió de cuatro puntos distintos con dirección al Zócalo, o la manifestación multitudinaria del día 9 de julio, día en el que más de 130 mil personas, la mayoría estudiantes, marcharon de la Plaza de las Tres Culturas al Zócalo capitalino. Ya en el contexto del rompimiento del intento de establecer diálogo con rectoría, el 26 de julio nuevamente sale el CGH a la calle y marchan más de 90 mil estudiantes del Museo de Antropología al Zócalo para refrendar que la huelga no se levanta hasta el cumplimiento cabal de los 6 puntos del PP. En adición a lo anterior, el 23 de junio se constituye el Frente Universitario por la Defensa de la Educación Pública y Gratuita en el estadio Olímpico México 68, con la participación de alrededor de 35 mil estudiantes.


La parte no pública de la estrategia de rectoría se complementó con las amenazas y la intimidación a los estudiantes en Huelga. Es así que el día 14 de Junio, cuando se dirigía a la FES Zaragoza, una estudiante participante del movimiento es secuestrada y violada, lo cual generó una rápida respuesta del CGH, que tomó la calzada Ignacio Zaragoza y las avenidas Río Churubusco y Periférico, en protesta por la violación de nuestra compañera, mismas que serían desalojadas por parte de la policía capitalina. En respuesta a estos hechos, el 17 de junio padres de familia de la Asamblea General de Padres de Familia inician ayuno de 48 horas en el Ángel de la Independencia.

De estas historias se pueden contar hechos sucedidos en casi todas las escuelas universitarias que se encuentran fuera del campus de Ciudad Universitaria: compañeros golpeados por porros pagados por rectoría; amenazas mediante llamadas telefónicas a las casas de los familiares de los participantes en el movimiento; detención de las brigadas estudiantiles en autobuses y en el metro por parte de la policía capitalina; intimidación en las calles por parte de personas desconocidas con la exigencia de dejar el movimiento, etc. Para este momento, Huelguistas y académicos demuestran que la Dirección General de Información de la UNAM ha gastado hasta el momento 3 millones 686 mil 887.62 pesos en propaganda diversa contra la huelga, lo cual anula de facto el motivo económico como razón de la imposición de cuotas en la UNAM. El conflicto entre autoridades y estudiantes no da visos de una pronta solución satisfactoria, y al contrario, se empantana aún más ante el desprecio que las autoridades muestran al CGH.

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