martes, 21 de abril de 2009

A diez años. Voces de la memoria

¿Qué significó la huelga para mí?

Por Toño Banda

Es una buena pregunta. Considero que hablar del movimiento estudiantil no es hablar sólo de una cuestión meramente política sino también de cómo afectó la vida de los que participamos en todo eso.

En lo personal pienso que el movimiento estudiantil del 99-2000 cambio radicalmente mi percepción de la vida, cuando me encontraba inmerso en una etapa de rebeldía sin causa, encuentro que había otras personas con intereses similares a los míos y que buscaban cambiar las cosas, así que comencé a adentrarme más.

Era impresionante ver a todas esas personas en las marchas, en los mítines, en los brigadeos, en las guardias, convencidos de que estaban cambiando el mundo. De las cosas más curiosas que me ocurrieron fue la primera vez que me tocó tomar un camión, hablar con la gente, convencerla de que la nuestra era una causa noble, hacerles entender la situación que atravesaba nuestra universidad, fue algo impresionante.

Cuando te encuentras de frente con un aparato como el del gobierno, forzosamente algo pasará y no será agradable, los enfrentamientos con la policía eran crueles, sangrientos, jamás entendí como una persona podía ser así con otra, los enfrentamientos eran salvajes era casi imposible no salir golpeado.

Por otro lado, la camaradería estaba siempre presente, de hecho la mayoría de mis actuales amigos los conocí durante el movimiento.
Por supuesto mi familia no estaba muy de acuerdo con que yo anduviera en esas ondas, sin embargo, nunca me lo prohibieron como tal, aunque después de mis detenciones…

Sí, lo más difícil fue el enfrentamiento del primero de febrero en la prepa 3, fue una impresión muy desagradable ver a toda esa sangre. Después la entrada de la PFP fue al mayor insulto a nuestra Universidad y a la libertad. Llegar a la PGR de camarones, ver el operativo tan impresionante que desplegaron por nosotros fue tan halagador como alarmante. El traslado al reclusorio, el grito de los internos, los golpes.

El ver a tu familia a través de una rejilla de prácticas, te marca para siempre, ver a tus amigos, sentirlos tan lejos a pesar de estar tan sólo a unos pasos de ello, es algo que no le deseo a nadie, bueno, solo a los puercos que nos hicieron eso.

Cuando el aparato represor del gobierno entro a la universidad, recuerdo que todos lloramos, estábamos detenidos, golpeados, la rabia y la impotencia de no poder hacer nada. Fue un día negro, lamentablemente recuerdo que ese día lloré como nunca lo había hecho y como nunca lo he vuelto a hacer.

Fuimos acusados de terroristas, lo cual me causó un gran honor. Al oír el auto de formal prisión, lloré de coraje y de gozo, fue muy confuso.

Mi estancia en el reclusorio fue tranquila, pero eso no cambia el hecho de que estaba en prisión. Todo pasa y ahora estoy aquí, recordando esos días con una gran sonrisa de satisfacción pues me atreví a hacer algo, a pelear por las cosas por las que creo. Espero que las nuevas generaciones pronto despierten de su letargo y entiendan que la revolución es un proceso constante.
Agradezco la oportunidad que se me presenta para escribir estas líneas a mi hermano Tripp, y me despido diciendo:

ANARQUISTA COMUNISTA CLANDESTINO
ANARQUISTA COMUNISTA CLANDESTINO
QUE VIVA POR SIEMPRE VALLEJO SUBERSIVO






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